Una redada migratoria en la planta de baterías Hyundai-LG en Georgia, USA, terminó con la detención de más de 300 técnicos surcoreanos, acusados de “trabajo no autorizado” pese a tener visados válidos. El incidente ha provocado una crisis diplomática y paralizado la instalación, clave para la economía verde. Corea del Sur exige una nueva categoría de visado para técnicos cualificados. El caso revela la tensión entre la política migratoria estadounidense y la necesidad de mano de obra especializada extranjera para su industria tecnológica
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