Juan Antonio Ruiz Román es un hombre feliz que cerró cualquier cuenta pendiente. Esa paz personal armoniza con la belleza de los cerrados de Majavieja, su hogar campero en esa ruta del toro que se abre de Lora del Río a Constantina. La decisión no es casual: el diestro de Espartinas ha escogido vivir cerca de los mismos toros que un día le procuraron fama y hacienda y a los que ahora cuida con mimo. No deja de ser un tributo a su propia trayectoria.
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