Una vez un medicamento pierde su patente, las farmacéuticas tienen vía libre para replicarlos. Sin cargar con la inversión inicial de investigación, pueden producir ahora el mismo fármaco a un precio reducido, lo que se conoce como medicamento genérico. Por norma, los medicamentos genéricos suponen un ahorro considerable en la factura farmacéutica, con bajadas de precio del 40% respecto al original, pero en España no parece cumplirse: el actual sistema de precios de referencia iguala el coste final de las presentaciones originales y genéricas.
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