Después de más de una década trabajando en Mercadona, vive una de las situaciones más difíciles de su vida laboral. En febrero solicitó un traslado por conciliación familiar, tras el cambio de destino profesional de su marido. La trabajadora, asegura que desde entonces la empresa no solo ha ignorado su petición, sino que ha puesto en marcha una serie de medidas que ella considera “represalias encubiertas”. denuncia un clima de presión laboral en la empresa: “Trabajos que antes hacían tres personas ahora lo hace una sola."
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Lo que viene siendo reforzar su imagen de marca.