Hay momentos en que las reglas dejan de pesar. Las normas ya no orientan ni frenan y, para algunos, lo que antes era impensable (robar, defraudar, incluso matar) se convierte en una opción lógica dentro del caos. A eso, en criminología, se le llama anomia. Aunque la palabra pueda sonar ajena, la idea está más cerca de lo que parece. Y no es nueva. Viene de muy atrás, y lleva más de un siglo ayudándonos a entender por qué algunas personas rompen con el orden social… y otras no, aun estando en circunstancias similares.
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