Hace 1 año | Por Javier_Lothbrok a eldiario.es
Publicado hace 1 año por Javier_Lothbrok a eldiario.es

En los orígenes del Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, los trabajadores luchaban por las ocho horas de trabajo frente a jornadas agotadoras que alcanzaban incluso las 18. Prácticas contra las que se levantó el movimiento obrero en favor de un trabajo más saludable y con derechos. Desde entonces, las luchas han ido evolucionando de la mano del mundo laboral, pero hay una transformación que está avanzando de puntillas, de manera menos visible. El uso de algoritmos y la inteligencia artificial, la digitalización, está desequilibrando

Comentarios

Ka0

No, es como la ley, pensamos que la ley favorece a los ricos pero no es cierto, la ley favorece a los listos pero los ricos tontos tienen abogados listos.

M

#1 La tecnología no es una ley sino una herramienta que, en malas manos, puede convertirse en una grave intrusión en tu privacidad si no tienes la capacidad de controlarla.

Ka0

#2 Yo no he dicho que sea una ley, la tecnología es conocimiento, y si desconoces como funciona la digitalización y los algoritmos estás en desventaja.

M

#3 Por eso mismo, la inteligencia artificial debe ser cogida con pinzas tanto en el mundo laboral como en el privado. Necesita ser controlada y no será nada fácil si no se pone coto. Las gigantes multinacionales podrán aprovecharse de la situación creando más y más algoritmos, más y más "necesidades", generando así mayor conflicto entre las mismas personas, partidarias de su uso y de las que no.

Ka0

#4 La inteligencia artificial ha llegado para quedarse y no se pueden poner puertas al campo, el poder le tiene miedo y intentará censurarla precisamente para que no sea libre y al alcance de cualquiera. El único peligro que le veo es que en general nos volveremos más idiotas por vagos.

M

#5 Tú lo has dicho: libre. Es el quid de la cuestión. ¿Debemos fiarnos si una gigante multinacional dice usar algo "libre" en sus servidores privados? El principal debate sería quizá el desapego humano con estas gigantes, que no dejan de ser otra especie de gobierno incrustado en muchos hogares y empresas, a veces con la sensación de ser obligatorio (lo es cuando nuestras propias instituciones, impregnadas por los lobbies, lo requieren).