En 2001, cuando estaba a punto de cumplir los 40, Sarah Mullally tomó una decisión que transformó su vida y que, probablemente sin imaginarlo, acabaría sacudiendo los cimientos de la Iglesia anglicana. Una institución que, en 2034, conmemorará cinco siglos de existencia tras el cisma provocado por la ruptura entre Enrique VIII y Roma. Ese año, Mullally —entonces enfermera dedicada al cuidado de pacientes con cáncer— fue ordenada sacerdotisa, iniciando un recorrido que culminó el pasado 3 de octubre, al convertirse en la primera mujer en ser nom
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