Los desbordamientos de barrancos o cuencas torrenciales provocaron 1.363 fallecidos desde 1950 hasta el año 2000. Si a esta cifra se le añaden los fallecidos en las riadas de 1987 en la Safor (dos personas), de 2019 en Orihuela (seis fallecidos) y las de la dana de 2024 (228 víctimas mortales) las barrancadas han provocado un total de 1.600 fallecidos. Frente a estas elevadas cifras, las víctimas mortales en "cuencas no torrenciales" o ríos ascienden a cien personas, en medio siglo (desde 1950 a 2000).
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