La congelación de salarios de entrada en las grandes consultoras por tercer año consecutivo no es una anécdota coyuntural ni un síntoma pasajero de un mercado laboral encogido. Es la manifestación visible de un proceso mucho más profundo: la disrupción estructural de un sector cuyo modelo de negocio llevaba décadas sostenido sobre una ficción productiva , la famosa pirámide de juniors trabajando horas infinitas para alimentar a una cúspide cada vez más estrecha, que la inteligencia artificial está desmoronando.
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"¿qué queda de la consultoría cuando la materia prima, el conocimiento procesable, deja de ser humana?" Es que la materia prima no es solo esa.
Una buena parte del negocio de consultoría es ponerle un precio a la seguridad de tener a quién echar la culpa si la cosa se tuerce y echarse las flores si sale bien.
Por eso no hay un riesgo enorme de que las empresas empiecen a contratar a sus propios equipos (más pequeños) y que estos usen la IA en vez de pagar dinerales por un proyecto externo.
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Que uno vende aire y el otro humo.