Jaime María Febrer, el constructor valenciano al que los investigadores del caso Azud II sitúan como centro de la telaraña de corrupción que supuestamente tejió para obtener favores urbanísticos, principalmente —pero no solo— en el Ayuntamiento de València, gastaba entre 20.000 y 30.000 euros cada Navidad para agasajar a cualquiera que pudiese mediar con éxito en sus pretensiones urbanísticas.
Es lo que tienen los partidos corruptos, que al Tomar el poder financiandose ilegalmente, y convierten la comunidad ocupada en una sociedad estamental,con su corte de sanguijuelas.
Comentarios
Donde hay un corrupto hay un corruptor.
¿Como que "el" constructor?... Como si fuera sólo uno, una excepción. Hasta hace nada, era lo normal. Eso y hacerles reformas gratis en los chalés.
Es lo que tienen los partidos corruptos, que al Tomar el poder financiandose ilegalmente, y convierten la comunidad ocupada en una sociedad estamental,con su corte de sanguijuelas.
A ver si os pensabais que esos jamones 5 jotas los compran los curritos para darse un capricho...
El Chato Puertas ataca de nuevo....
El viejo truco regalar espejitos y cuentas de colores a las mentes simples nunca falla.
¿No está prohibido recibir regalos si eres funcionario?