Hace 2 años | Por Kleshk a ccma.cat
Publicado hace 2 años por Kleshk a ccma.cat

Los precios de los videojuegos populares de Super Nintendo o Game Boy se han disparado a ritmo de una burbuaj, y muchos ya invierten esperando que se revalorice como si fuera un activo de inversión.

Comentarios

c

La fiebre por los videojuegos retro es enchufar una Raspberry corriendo emuladores a la televisión y pasártelo teta.

Esto es gilipollez, especulación, fetichismo o blanqueo.

shem

#4 Supongo que entonces conservar el manuscrito original de "el quijote" es puro fetichismo y nadie en su sano juicio debería darle valor, porque los amantes de la literatura de verdad lo que hacen es leérselo en su Kindle y pasárselo teta...

Gandark

#5 un manuscrito es unico.
un videojuego se produce en masa.
en tu simil, habria que conservar el disquete o la cinta donde guardaron el programa, no el cartucho con caja

shem

#6 Los cartuchos de videojuego tiene diferentes precios dependiendo de la remesa de la que proceden. Cuanto más cercanos al primer cartucho producido, más valen. Según tu analogía, el primer libro impreso no tendría valor, lo que tiene valor es la placa que se usó para imprimirlo.
Al final, en ambos casos, el valor es el del mercado, ya que el valor cultural del contenido desaparece en el mismo momento que es reproducido.

Gandark

#7 yo colecciono juegos y consolas desde pequeño y no solo eso, tambien sellos, monedas y comics.
esto no es mas que otra burbuja especulativa inflada por niñatos y youtubers que son los tsuneos de la vida.
gentuza que solo quiere aparentar ser el mas chulo de internet pagando dinerales por cosas que no lo valen.

shem

#8 Eso no te lo niego... ¿Pero no es esa la definición de todo el coleccionismo que no es de nuestra cuerda? Yo no entiendo que alguien pague lo que se paga por algunas piezas de arte moderno, o por una pelota de beisbol firmada, por un diamante, por una moneda antigua, por un reloj, por una botella de vino… El coleccionismo es así. Lo que yo no entiendo es que porque sean videojuegos se considere una burbuja o especialmente absurdo. Al menos los videojuegos tienen un cierto valor cultural, son parte de una historia y pueden estar rodeados por nostalgia. Un diamante no tiene nada de eso y mira lo que la gente paga por algo que se puede hacer perfectamente con vidrio.
Parece como si nos estuviéramos cayendo del guindo descubriendo que las cosas tienen el valor que la gente decide que tenga, da igual que sea un incunable, un videojuego, o una mancha negra sobre un lienzo blanco.

jonolulu

La fiebre de la gilipollez

D

Especuladores especulando. Nada nuevo bajo el sol

Kleshk

Traducción:

Poco se podían imaginar en una juguetería de siempre como Can la Madrona que entre una pila de cajas antiguas encontrarían miles de euros escondidos. No descubrieron ningún maletín lleno de billetes, sino una caja llena de videojuegos de los años noventa precintados y nuevos de trinca. La alegría no fue inmediata, porque muchos de estos juegos los habían vendido hasta hace no tanto a saldo. Pero ahora, los Zelda o Pokémon precintados de Game Boy o Nintendo 64 que habían liquidado a 5 euros, pueden llegar a los 1.000 euros.

En solo dos años, un Pokémon Azul de segunda mano ha triplicado o cuadruplicado su precio. Si hace dos años podía encontrarse a unos 40 o 50 euros a plataformas como Wallapop, ahora no bajan de los 150 o 200 euros. Los que están precintados ya han pasado la barrera de las cuatro cifras en muchos casos.

Por qué son tan caros?

No todos los videojuegos antiguos valen caros. Los más cotizados son los de Nintendo (Game Boy, Nintendo, Super Nintendo y Nintendo 64) porque venían en cajas de cartón que los niños siempre lanzaba a la basura. Como que no todo el mundo ha guardado la caja y el manual de instrucciones, ahora hay pocos juegos completos y en buen estado al mercado.

Pero porque un videojuego llegue al millar de euros tiene que estar prácticamente como si lo hubieran llevado en una máquina del tiempo desde los noventa. No solo esto, también tiene que ser de una saga popular como Super Mario, Zelda o Pokémon y que conserve su precinto original.

Y es esto el que se encontraron en el fondo de una estantería a la pequeña tienda de Can la Madrona. El primero Pokémon Azul del año 1999 lo pusieron a la venta y se lo tomaron " de las manos" por 500 euros cuando un youtuber y streamer especializado en coleccionismo de videojuegos retro, SpineCard, habló de su tienda a Twitch.

Un Pokémon por 5.000 euros

La propietaria de la tienda, Antònia Bonell, no se sabía porvenir y recuerda que recibieron "muchas llamadas". "En el juego de Pokémon #haber tres compradores a la vegada y solo se lo llevó un por un minuto de diferencia".

Ahora tienen un Pokémon Azul y un Pokémon Oro, pero Bonell reconoce que no saben "a qué precio ponerlo, los hemos visto hasta 5.000 euros". Precios estratosféricos y que se han disparado, a pesar de que se produjeron millones de copias de Pokémon, un juego del cual todavía hay muchas al mercado, pero todas valen muy caras.

Una de las explicaciones de por qué algunos videojuegos son ahora tan caros la mujer lo "xerif" de los juegos retro, SpineCard, que cada día reúne un millar de personas a sus directos de Twitch. "Son auténticas piezas de arte, y las personas se interesan por el arte en mayúsculas. La nostalgia juega un papel, pero no lo es todo. Estos videojuegos son el germen de muchas de las sagas de hoy y es normal que interesen también a los jóvenes, porque son grandes juegos".

Burbuja o antigüedad?

La gran cuestión que sobrevuela desde hace años el coleccionismo de juegos retro, especialmente en los últimos tiempos, es si esta alza de precios se debe a una inminente burbuja o simplemente el juego retro se ha convertido en una pieza de antigüedad de la cual quedan cada vez menos unidades disponibles.

Con la pandemia han hecho un salto de precio, y en muchos casos las bolsas de ahorro disponibles durante el confinamiento se han depositado en mercados como este. Las sirenas de alerta vienen cuando ya no se habla de comprar o coleccionar videojuegos, sino "de invertir", dando entrada a especuladores que compran únicamente para revender más caro.

Teóricamente, una burbuja se crea cuando la mayoría de los actores que hay al mercado no vuelan el producto como tal, sino que lo compren solo para revenderlos más caros porque los precios no paran de subir.

En el caso de los videojuegos, una gran parte de los usuarios quiere los videojuegos por nostalgia, pero no para hacer uso. Seguramente, disfrutar del que "no tuvieron cuando eran niños", y ver los productos en su estado original es una satisfacción. Pero el pensamiento que hay una cantidad de dinero invertida cómo si fuera un valor refugio también está.

La incógnita del relevo generacional

Pero uno de los problemas que puede hacer estallar una hipotética burbuja es el relevo generacional. Qué pasará si no hay nuevos coleccionistas jóvenes dispuestos a pagar más por aquellos juegos antiguos? Y si los actuales se cansan y quieren deshacerse de la colección? El profesor de marketing de la escuela de negocios Esade, Franco Carreras, advierte que todo ello "se acaba cuando quien ha pagado un precio muy alto no encuentra nadie que se lo quiera comprar".

El coleccionista SpineCard, pero, cree que muchos juegos que se acercan al millar de euros "son baratos". "Estamos hablando del origen de muchas sagas. Y los jóvenes todavía pagarán más por estos juegos, porque no los habrán visto baratos como nosotros, los verán como auténticas joyas antiguas".

Las burbujas no se saben que están hasta que explotan. Pasó con la tulipomania en la Holanda de hace siglos hasta el inmobiliario de hace una década, pero la cultura popular como los cómicos o los juguetes no están exentos. Durante los años noventa en los Estados Unidos, el mercado de cómicos movía ventas millonarias a causa de la especulación que había con los primeros números de "Superman" o "Spiderman".

Entraron especuladores en juego que no paraban de comprar y revender ediciones limitadas que las editoriales hacían, afamades por la fiebre de compras. La burbuja pinchó y se llevó buena parte del sector de la época, que se acostumbró a unas ventas alimentadas por los especuladores. En España, también hubo otra burbuja que estalló con un producto de coleccionismo.


El muñeco Madelman, el soldado caído

Una de los juguetes estrella en la España de los años sesenta era lo Madelman, un soldado que "podía con todo", imitando el americano GI Joe. Cuando los niños de los sesenta se hicieron grandes y tuvieron poder adquisitivo suficiente a finales de los noventa y principios de los dos mil, el mercado se hinchó con precios estratosféricos que equiparaban los Madelman a una pieza inigualable.

Una vez estas generaciones crecieron y la fiebre bajó, no hubo un relevo generacional que comprara Madelman, básicamente porque no lo conocían. Esto hizo que el precio de muchas figuras que se habían vendido por fortunas, se hundiera. El mercado sigue existiendo, pero en unos niveles mucho más bajos que antes.

El caso de los videojuegos es una incógnita porque superan generaciones. Los jóvenes reconocerán muchas de las sagas de los ochenta y noventa porque son con las que juegan hoy en día encara (en muchos casos, ya no en formato físico, sino directamente en digital). Pero el elemento nostálgico no será tan fuerte, porque no vivieron la época, a pesar de que puede seguir existiendo a modo de antigüedad (como muchas personas que compran discos de vinilo).

En términos de economía clásica, no se sabe cómo "de elásticos" serán los precios de los videojuegos, es decir, si a medida que el precio aumenta, disminuye mucho la demanda en no poder pagar estos precios.

Por lo tanto, la gran duda es si aunque los jóvenes lo reconozcan como antigüedad, estarán dispuestos a pagar cantidades tan elevadas por objetos que nunca han visto. El coleccionista SpineCard cree que "en ningún caso hay burbuja en los precios que se mueven alrededor de pocos miles de euros, son precios que irán al alza". "No hace falta que haya un mercado potencial muy amplio, solo necesitas dos personas porque un precio se dispare. Donde sí que puede haber una burbuja en subastas que se están haciendo por millones, hago un llamamiento a la calma, puede haber una burbuja".


El negocio multimillonario de la gradación

Recientemente ha habido subastas donde se han vendido videojuegos como Super Mario 64 por cifras récord con usos y maneras similares a las del mercado de arte. Concretamente, la subasta de este videojuego acabó por un millón y medio de dólares. Una subasta organizada por la compañía Heritage que se dedica a esto, y Wata quien se encarga de valorar y poner nota a los juegos.

El problema es que, finalmente, acabó descubriéndose que había un conflicto evidente de intereses entre Heritage y Wata porque quién pagó "" por el Super Mario 64 millonario era uno de los mismos dirigentes de Wata y que, a la vegada, también tiene cargo a Heritage.

Y qué sentido tendría comprarse el juego a sí mismo? Crear un efecto ilusorio de precios altos, porque cuando venga un tercer comprador que no tenga ninguna relación con Heritage o Wata, sí que pague el precio que han hinchado de forma artificial. Porque al final, el negocio de Wata es valorar juegos por internet a cambio de una comisión y el de Heritage, venderlos.


El retorno del retro

La popularización del retro no es terreno exclusivo de los videojuegos. Grandes multinacionales han explotado el sentimiento de nostalgia haciendo remakes de películas de los ochenta y noventa para hacer negocio. También ha pasado entre los más jóvenes con las cartas de Pokémon. El popular youtuber Lo Rubius, por ejemplo, abre paquetes de cartas y ha hecho disparar las ventas de estas tarjetas.

Ahora Lo Rubius también enseña a sus directos los juegos precintados de Pokémon de hace 25 años que acaba de adquirir, y no esconde que le han costado mucho dinero. El streamer SpineCard recuerda que "igual que Messi o Cristiano Ronaldo popularizan un producto si lo publicitan, youtubers como Lo Rubius son seguidos por millones de personas".