Ocho años de monitorización por servicios sociales y psicólogos italianos, sin advertir problemas y un ambiente constructivo de crecimiento y protección. El tribunal de Cerdeña alertó de manipulaciones de la madre para convencerle de que su padre le pegaba, cuando no era así. El tribunal estableció que Daniel no viajara a España pero esta navidad accedió porque Juana alegó no poder viajar por «enfermedad». El juez obligaba a que Daniel debía hablar con su padre todos los días -ha sucedido todo lo contrario: no ha hablado ni un día con su padre-
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