Bahréin se suma así a Kuwait, Omán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, tras el boicot a Qatar desde 2017. El objetivo de todos ellos es reunir a los estados del Golfo para hacer frente a los desafíos de la región y alcanzar la seguridad y la prosperidad. Y así se está consiguiendo. Con ese propósito Arabia Saudí retomó relaciones con Irán, Siria y ahora Yemen, el bastión más conflictivo del Golfo. China pone sus ojos en el rédito económico a podría obtener con una región sin conflictos y ante una presencia estadounidense cada vez más débil.
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