El problema del acceso a la vivienda no entiende de fronteras ni de méritos. Afecta a jóvenes de toda Europa, independientemente de su formación, su esfuerzo o incluso su nivel salarial. En ciudades como París, al igual que ocurre en Madrid o Barcelona, la situación es aún más crítica. Las capitales europeas se han transformado en ciudades de lujo, reservadas casi exclusivamente para quienes heredan patrimonio o grandes fortunas. “Sin una contribución o herencia, es imposible comprar un piso en París".
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