Simplemente vale con ir a cualquier estadio de la geografía española para darse cuenta del camino que queda por recorrer. No hay encuentro en el que el jugador negro no reciba insultos. Muchas veces da igual que sea de nuestro equipo. Si se equivoca Modric, Pedri o Koke los lamentos y quejas no se centran en el color de su piel si no en lo talentoso o no, lo viejo o no o le trasladamos la culpa al entrenador. ¡Pero ay! si el que falla es un jugador de otra raza. Si el que falla es Mendy, Adama o Kondogbia, lo primero que destacamos es su color.
Comentarios
Por partes, el imbécil que le insultó imitando a un mono debería ser identificado y vetado de por vida para entrar en cualquier estadio de fútbol. Ahora, cuando insultamos a alguien normalmente le decimos aquello que sabemos que le va a molestar. Nadie llamaría "enano" a un tipo de metro noventa, por ejemplo. O "gordo" a un tipo de metro setenta y setenta kilos. Llamas "enano" a un tipo bajito, y eso no significa que seas "acondroplasiofobo", o llamas "gordo" a un tipo obeso y eso no significa que seas "obesófobo". Le dices eso porque sabes que se va a molestar.
Con esto no quiero ni mucho menos disculpar o quitar importancia al incidente (a mi primera frase me remito) sino que creo que el racismo, igual que el machismo, está mucho menos extendido de lo que pueda parecer. Que a lo mejor este subnormal profundo, y que me disculpen las personas con diversidad intelectual, no es un racista, simplemente quería tocarle los cojones al jugador del equipo contrario que pasaba cerca suyo. El fútbol, lamentablemente, es utilizado muchas veces para desahogarse en vez de para disfrutar. No hay más que ver las trifulcas que se montan en las ligas inferiores e incluso en las infantiles.