Begoña Barragán tenía 41 años cuando fue diagnosticada de linfoma. Con tres hijos preadolescentes, dejó su puesto en la empresa familiar de alquiler de coches en la que trabajaba “con mucho miedo a la enfermedad y a la muerte”. 24 años después, Begoña disfruta de “una calidad de vida excelente”. “Soy una persona bastante activa, voy a congresos, hago viajes internacionales.
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