Desde su muerte, el legado de Corrie ha resonado a lo largo de los años en Gaza y en la región, donde la gente pone su nombre a sus hijos. Todavía resuena en Estados Unidos, donde sus diarios se convirtieron en libros y en una obra de teatro. Su muerte hace dos décadas apunta a la continuación de la ocupación militar de Gaza y a la destrucción de la sociedad civil palestina en Gaza, donde el Banco Mundial calcula que Israel ha destruido casi la mitad de las viviendas desde octubre, cuando comenzó la "guerra" con Hamás.
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