Hace 7 meses | Por Pixmac a abc.es
Publicado hace 7 meses por Pixmac a abc.es

En una tumba sin nombre descansan Asunta Basterra y Rosario Porto. Madre e hija. Víctima y verdugo. Nadie se ha atrevido a imprimir sus identidades en la lápida para evitar actos vandálicos en el cementerio donde, desde la muerte de la abogada en diciembre de 2020, reposan los restos de una y las cenizas de la otra. Después de su asesinato, Asunta fue incinerada sin que nadie se hiciese cargo de sus cenizas. Los restos se guardaron, durante siete años, en una urna en el piso de la calle Doctor Teixeiro. Como un jarrón cualquiera.