Hace 6 años | Por --354522-- a yorokobu.es
Publicado hace 6 años por --354522-- a yorokobu.es

¿Sería posible una dictadura similar a la descrita en El cuento de la criada (The handmaid’s tale)? Respuesta corta: sí. La historia tiene ejemplos de pueblos que se han plegado a regímenes tan extravagantes como aberrantes. ¿Y sería factible en los Estados Unidos del presente? Buscando posibles respuestas planteamos un ejercicio de política ficción que confronta la ficción (novela y serie) con la realidad actual.

Comentarios

javiblan

El cuento de la criada es una alegoría de la regresión. No es que vaya a pasar lo que en él se cuenta sino que la regresión se puede dar.

Se está dando. En todo el Mundo.

Adson

#3, muchos avances sociales son muy jóvenes y los tenemos asentados (por no decir apuntalados) en una o dos generaciones. Eso no es nada en términos históricos.

javiblan

#4 Ojalá. Yo veo mucho cara en puestos muy altos.

Adson

#7, ah, no, si no lo decía como algo positivo. Un logro joven es un logro frágil.

R

El extremismo machista cristiano es una amenaza para la civilización. roll

D

La culpa de todo, la tiene Yoko Ono.

Ah, no. Soy yo. La culpa la tengo yo. Sin haber hecho nada, sencillamente por haber nacido con una raza y un sexo determinados, ya soy culpable.

¿De qué me suena eso?

D

#0 #2 El bloguero culpa en todo momento a los hombres o a la complicidad de los hombres en el ascenso al poder de grupos como los hijos de Jacob. A las mujeres nos las describe como victimas pasivas e ignorantes. Con ese enfoque la situación parece una simple guerra de sexos, pero en la realidad las corrientes reaccionarias no se levantan y se mantienen sin las mujeres, que todavía son más conservadoras que los hombres. En la novela y en la serie no ignoran este hecho.

Pablosky

#5 Pequeño detalle sin importancia, sobre todo teniendo en cuenta que... que... que estoy a punto de soltar un spoiler. Mejor hay que ver la serie y leer menos chorradas en Internet.

LittlePaprika

#6 esta parte que comentas es brillante, porque demuestra que todo el mundo pone su grano de arena, y hasta los ladrillos de su propia cárcel.