El cierre del Gobierno está a punto de convertirse en el más largo de la historia de EE.UU., y los legisladores aún no saben cuánto más durará. En Washington, los senadores se fueron de la ciudad el fin de semana, estancados y más frustrados que nunca, mientras que por primera vez hay programas esenciales de asistencia social que podrían perder pronto sus fondos federales.