Hace mal Donald Trump en reírse de las milicianas venezolanas por su estatura y peso: fueron las mismas que, junto con unos pescadores de Chuao, reconocieron en 2020, una pequeña lancha que llevaba varios exmilitares venezolanos y dos exboinas verdes de las Fuerzas Especiales, cuyos planes eran entrar en Venezuela por la costa, asegurar un aeropuerto cercano y subir en un avión a Nicolás Maduro después de una captura fantástica, de esas de Misión Imposible, que solo en sus cabezas podía tener éxito.
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