En verano hay dos tipos de personas, las que se duchan y se perfuman, con colonia y desodorante, porque saben que el ser humano tiene un sudor que, cuando oxida, huele francamente mal, y las que confían en la fuerza con terribles consecuencias para los que tienen alrededor. Lo que no saben las personas del primer grupo es que la colonia que llevas refleja aspectos de ti que ni tú sabías. Y que no escriba en mi blog no significa que no atesore un maravilloso conocimiento en este aspecto que, por amor y empatía os voy a compartir.
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etiquetas: colonia , perfume
Si sales de un ascensor y lo dejas apestado media hora, demasiada.
Si nos cruzamos por un pasillo sin detenernos y la huelo directamente, demasiada.
Si es de esas que parece que te has frotado con ceniza, siempre demasiada.
Si te has echado la que crees suficiente para que no se note que no te has duchado, también demasiada y además eres un cerdo. Dúchate, coño, que lo mismo no necesitas atufar a todo el mundo.
Tengo mi colonia (para el día a día) y perfume (para ocasiones especiales) de verano y mi colonia y perfume de invierno. Porque no, llevar la misma fragancia a 40 grados que a 12 no es de guapas, José Luis.