Llegó a Japón siguiendo a una chica, pero lo que le enamoró fue el sumo. Descubrió ese deporte de casualidad, viendo un programa en la tele. Las técnicas y las formas de moverse en el combate le engatusaron; y la tradición, cultura y filosofía terminaron de engancharlo. A partir de ese momento, se dedicó en cuerpo y alma a ese arte marcial, llegando incluso a participar en competiciones de forma amateur. “En mi primer combate oficial, sentí que mi rival era como un coche que me atropellaba”, asegura Esteve Galvañ, Stephen para los amigos.
|
etiquetas: esteve galvañ , sumo , luchador