Quejándose del dolor en el brazo izquierdo provocado por la tercera dosis de la vacuna, pero confiado en sorprender al mundo con su juego, un desconocido tenista con gafas y bigote llamado Yesvak Djokovisku ha aterrizado esta mañana en Australia dispuesto a competir en el Open y «demostrar que Djokovic, que no soy yo, no es el único mejor tenista del mundo, porque también estoy yo, que no soy él».  
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