Hace muchos años, en una remota aldea, una mujer se levantó de su colchón hecho de paja, se colocó en el centro del poblado y esperó a que los demás habitantes saliesen de sus chozas.
Aquel pueblo se había levantado al pie de una enorme montaña, rodeado de árboles, setos, matorrales y un gran río que discurría limpio y lleno de alimento.