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APOSTOLES DE LAS LUCES OPACAS - IIustración y cuento de Oswaldo Mejía
El antro se hallaba atestado de personas desatadas al libertinaje. La música acompañaba esa atmósfera repiqueteando cadencias algo sórdidas. El ambiente invadido por la mezcla de olores a sudor, el perfume barato de las féminas, el impertinente olor a licor, y el humo de cigarrillos velando la visibilidad de las realidades… Todo apuntaba hacia presagios de un mal final para esta noche de desenfreno. Era fácil discurrir que, generalizando, todos los concurrentes eran hampones, prostitutas, matones y gente de malos vivires. Muchos de ellos vocife
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