Hace 7 años | Por --477688--
Publicado hace 7 años por --477688--

Hablar del reciente ataque en Niza es llenarse el corazón de una ira y tristeza justificadas. Es muy difícil no sucumbir ante ellas. Ahora algunas voces, las de siempre (ya sabemos cuáles son) dirán de nuevo que este, un problema complejo, puede recibir una solución sencilla: impedir la entrada de refugiados en Occidente. Hoy sabemos que el responsable de los ataques era lo que se dice "un pobre diablo", un hombre con problemas mentales, financieros, laborales, y sentimentales, que prefirió buscar un chivo expiatorio de sus penas y que encontró a través de la red a un conjunto de manipuladores que le dieron forma a su paranoia, frustración, y dolor, afilándolo como se afila un cuchillo, en un tiempo récord.
Se trata de una radicalización de lo que los medios llaman un "lobo solitario": alguien que ante una situación compleja y poco prometedora (la vida que llevaba) decició encontrar una expliación sencilla: "el infiel tiene la culpa". Ahora es nuestro turno de responder a aquellos que, como Mohamed Lahouaiej Bouhlel, van a intentar encontrar una solución única a varios problemas que vienen juntos y entremezclados:
¿Pensaremos antes de actuar? ¿Nos dejaremos llevar por nuestras emociones? ¿Nos dejaremos guiar por aquellos que nos alientan a tomar una línea de acción mientras ellos sólo se implican de cara a la galería?
Porque eso es lo que quiere el terrorismo, un terrorismo como las dos caras de una misma moneda: lanzando bombas desde aviones por un lado, y escondiéndolas en lugares masificados por otro. Diferentes banderas que obedecen a la misma forma de pensar: la de que aún quedan muchos nudos gordianos, y de que segar vidas es una forma lícita de acabar con ellos. No dejemos que gane el miedo, informémonos para acercarnos a la verdad antes de que vengan los predicadores del miedo y los acusadores, ya sean por las redes o por la televisión.
El amor vencerá al miedo si logramos que triunfe la razón.