En Mujer de placer, la escritora japonesa Kiyoko Murata nos ofrece una mirada íntima, nada sentimentalista y profundamente humana sobre la vida de Ichi, una mujer que trabaja en un burdel en la periferia de Tokio, en el barrio de Tamanoi, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial. Ichi no es una víctima, ni tampoco una redentora. Es una mujer práctica, observadora, endurecida por la experiencia, pero aún capaz de gestos de ternura y de una lucidez sorprendente. Su vida transcurre en la casa de citas, rodeada de otras mujeres.