El Nuevo Mundo se convirtió para muchos desheredados en la única posibilidad de mejorar su difícil situación socio-económica. Desde el mismo momento del Descubrimiento comenzaron a llegar a la Península noticias sobre las riquezas de las nuevas tierras que supusieron un verdadero revulsivo en el ánimo de aquellos peninsulares que veían pocas posibilidades no ya de triunfar sino ni tan siquiera de sobrevivir en su tierra natal. Y al igual que ahora, en el siglo XVI hubo mafias que se dedicaban a limpiar los bolsillos de esos infelices.
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