Hace algunos años escuchando hablar a Irene Montero en televisión, dijo algo que me hizo torcer el gesto. Ella hablaba hacia los periodistas con Pablo Iglesias a su lado y yo me quedé absorto en un pequeño detalle de la rueda de prensa, algo insulso, anecdótico, que estaba ocurriendo de pasada. Fue cuando Montero dijo: “nosotras”.
¿Nosotras? ¿habré oído bien? Allí sólo estaba ella y su pareja. Quizás se refería a las otras mujeres de su grupo político, quizás hablaba al público femenino de la sala. Pero no, lo volvía a repetir, y me temo que había oído bien, efectivamente lo decía hacia su pareja, a Pablo Iglesias y a ella. Se refería a sí mismos como “nosotras”.
Me dieron ganas de salir en medio y gritar que parasen la función. “¡coooorten, por favor, paren de rodar, hay que repetir la toma!” ”¿¡Es que nadie más se ha dado cuenta!?”
Ese “nosotras” me estuvo chirriando un buen rato. Entendí que Montero lo hacía como una “provocación”, una reivindicación incrustada desenfadadamente en el lenguaje, como lo más natural del mundo. Pero estaba convencido de que nadie lo entendería, ni hombres ni mujeres, y que les chirriaría como me lo había hecho a mí. Hasta el punto de resultar tremendamente molesto, incluso indignante.
¿Cómo es posible que me indigne por esto? - pensé. Al fin y al cabo es sólo una sutil reivindicación feminista para mostrar como algo natural que los pronombres del plural pueden usarse de forma indistinta porque el lenguaje debe ser igualitario. -“¡Pero no es igualitario!” - debatía conmigo mismo. “'Nosotras' es un término excluyente”.- gritaba cargado de razón para mis adentros.
Mi abuelo solía decir: “aunque sólo haya un niño en todo el grupo, hay que usar siempre el pronombre masculino”. Mi abuelo tuvo seis hijas, el séptimo y último fue un varón. Eran minoría masculina en la casa, y se preocupaba de que su único hijo no se sintiera excluido. Este razonamiento se lo inculcó a mi madre, y mi madre a mí. Y lo que te dicen tus padres y tu abuelo de pequeño se te queda marcado. Además el resto de la sociedad te refuerza este aprendizaje.
Quizás por eso me parecía que las declaraciones de Montero eran una afrenta y un insulto a todos los hombres. Puesto que de toda la vida se ha usado el pronombre masculino para referirse al grupo. Las mujeres lo tienen interiorizado por generaciones y ellas ya se asumen dentro cuando alguien dice “aquí cabemos todos” ¿verdad? Sin embargo al usar el “nosotras” automáticamente excluyes a todos los hombres de la afirmación, porque históricamente nadie les ha dicho que están también representados por ese pronombre femenino.
Yo seguía absorto en mi personal debate -Es discriminatorio - insistía- Y referirse a su pareja con género femenino denigra al hombre, pues le estás nombrando como si fuera una mujer. Le hace quedar como un calzonazos delante de todo el mundo, y a ella como una mandona que le mangonea – zanjé.
Después del malestar inicial, lo dejé correr. Me pareció un histrionismo, un postureo, una excentricidad. Pero no podía evitar seguir pensando en ello de vez en cuando. ¿Y si ahora a mi propia pareja le da por hablar a los demás de “nosotras”? Qué horror. Y si de repente voy al super y en la carnicería preguntan “¿quién es la última?” porque resulta que entre los hombres hay una señora en la cola. Y si voy al gimnasio y el monitor grita “¡vamos chicas!” porque estamos en minoría. Qué maldita pesadilla. Quería despertarme y descubrir que todo era un sueño, y que el mundo volvía a estar masculinamente en orden otra vez. En ese momento me increpé de nuevo: - ¿no estaré siendo yo también un reaccionario? ¿Es ese ego masculino que las mujeres suelen reprochar con sarcasmo? ¿por qué demonios me molesta tanto?
Sí, siempre he estado atento a las reivindicaciones del lenguaje inclusivo, he seguido atento el debate, pero de alguna manera lo había visto en el fondo como algo un tanto menor. Después de todo, a la gran mayoría de las mujeres no les molesta el uso del masculino genérico ¿o sí? No os ha pasado asistir a un acto público y que digan “bienvenidas a todas” y pensar “eh, que hay un hombre aquí ¡¿eh?!” ¿Acaso les pasará lo mismo a ellas? Tal vez no fuera algo tan irrelevante después de todo ¿y si es algo central? - me preguntaba.
Bueno… siempre he estado a favor de la igualdad y tal, y de incluir a todos hablando a un público... pero decir “nosotras” para referirse en concreto a una pareja de hombre y mujer ¡es ir demasiado lejos! Es molesto y desagradablemente rompedor. ¿Será posible que ese gesto de Montero, que aún me da repelús, sea más relevante y visibilice el asunto más que otra cosa?
El caso es que el debate del lenguaje tiene un largo recorrido histórico y por algún motivo da mucha pereza abordarlo, quizás sea porque no hay un camino claro para resolver un problema incrustado en nuestra cultura, pues el lenguaje es historia viva y cultura. Y no hay una forma sencilla de incluir a todo el mundo sin que suene forzado, repelente y pedante.
Por otro lado, nadie quiere perder terreno en su identidad, y como si del juego de la cuerda que es tirada por un grupo de personas en cada extremo, sabes que si sueltas demasiado puedes acabar con la cara en el barro. Encontrar un punto de equilibrio es lo deseable, pero ¿quién está dispuesto a ceder lo suficiente como para no ser arrastrado al otro lado?
En algún momento dentro de setenta años otra generación mirará hacia atrás y dirá: “y pensar que antes se hablaba así... ¿cómo lo harían? ¡Qué retrógados!” En el futuro ya habrían quitado la c, q, h, b, j y todas las letras redundantes, los pronombres personales se habrían diluido en un género neutro y se saludaría diciendo ola k ase.
En mi acalorado debate mental concluía hacia el feminismo: vale, habéis conseguido darle la vuelta a la tortilla de tal forma que entiendo el dichoso punto de vista. Touché. Mensaje captado, lo entiendo, capito!. En algún momento habrá que solucionarlo, pero no podemos dejarlo un poco como está ¿por las dudas? Y si no, pues lleguemos a un acuerdo, porque por el uso indistinto del género yo no paso, al fin y al cabo, como hombre, sigue siendo mi scatergories y si puedo, me lo llevo.
Comentarios
Cosas del presente gobierno que nos confunde. A Dinio le confundía la noche y a mi este gobierno.
Aquí la comparecencia completa:
Dice nosotras, nosotras, nosotras, pero luego "los inscritos y las inscritas". Como dijo José Errasti, por primera vez en la historia una regla gramatical tiene como precepto su uso al tuntún. Parece que quiere inventarse una especie de femenino genérico pero no se atreve a usarlo con los inscritos.
#laruletadelosmorfemas
#11 Oye, qué tino! Efectivamente hago referencia a esa rueda de prensa A ti también se te quedó grabada, jeje. La verdad es que no la había visto de nuevo hasta ahora que mandaste el enlace, gracias.
#13 Es que yo supe de esa rueda de prensa por el vídeo de UTBH:
La parte del "nosotras" está (condensada) a partir de 3:58.
#14 Uf... he visto alguno de sus vídeos. Bastante reaccionarios...
#8 Jajaja. No.
Y para rematar, estás confundiendo eludir con aludir. Todo mal.
Lo que provoca este asunto son debates estériles como este. No hay nada como inventarse problemas que no existen y luego culpar al lenguaje.
Que coincidan el masculino y el neutro crea una ambigüedad en el lenguaje que históricamente no se ha dado porque hombres y mujeres iban cada uno por su lado. Me explico. Había trabajos de hombres y de mujeres, colegios femeninos y masculinos, las mujeres no solían asistir a reuniones de hombres y al contrario tampoco, etc, etc... En esos ambientes separados no había ambigüedades porque el plural se usaba en femenino o en masculino. En el momento que los ambientes ya no están segregados es cuando ha aparecido esta ambigüedad.
Así en un colegio mixto si el maestro dice "podéis salir todos al recreo" queda la duda de si se referirá a chicos y chicas.
Con este ejemplo, cualquiera diría que está muy cogido por los pelos, pero la ambigüedad está ahí. Ahora pondré otro más delicado. Imaginad que mujeres se incorporan a un tipo de trabajo dominado por los hombres y que estos no están cómodos con esa situación. Si un discursos de un encargado fuera del tipo "nosotros somos capaces de lo mejor y debemos seguir demostrándolo, luchar por lo nuestro como lo hemos hecho siempre". Ya no es tan sencillo.
Creo que esa ambigüedad ha sido el caldo de cultivo para que se dé esta situación. Esa ambigüedad no ha permitido que el género neutro haya servido para que la mujer se sienta incluida en los discursos.
No te equivoques. Le importa poco la igualdad. Si mañana los 500 millones de hispanohablantes se levantaran y empezaran a hablar con la e (electriste, policie, economiste) se quejarian de que la e borra a las mujeres. O que es binario y pedirian la i.
El objetivo es quejarse y chupar de los presupuestos del estado.
#4 cuando he leido lo de los 500 millones he pensado que ibas a decir algo del presupuesto de la ministeria.
Aporto mi punto de vista y algunas consideraciones no mentadas.
Me sorprendió relativamente poco esa genial osadía de Irene, yo mismo la había empleado 'avant la lettre' (1)
Comprendí pronto que representaba un revulsivo, una afirmación reivindicativa para abrir un debate poliédrico necesario; contiene facetas feministas, históricas, biológicas, psicológicas, socio-linguísticas, políticas y otras muchas.
Me remitiré, por ejemplo, a que todas las personas somos portadoras del gen X eso que algunos hombres citamos como 'mi lado femenino'
En esa vía hoy conocemos mucho más, como la predominancia hormonal individual y tánto que aún desconocemos.
Para el debate del lenguaje baste conocer la evolución de las lenguas para entender que los clichés no son inamovibles y están fuertemente ligados a las estructuras sociales de poder del momento.
No quiero extenderme más, pero en la evolución humana hay mucha tela, que da para vestir con arrojo, imaginación y maestría los andrajos de la miseria, de la sojuzgada condición femenina como de la pobreza de las personas desheredadas, y necesitamos algún que otro sopapo que despierte nuestras adormiladas conciencias de ese mundo que el, ya clásico, divino Quino nos Mafaldea.
(1) Trabajé, durante años, con un eficiente equipo, con mayoría absoluta de mujeres y un día entendí, sin más, que mi escasa cuota de género me obligaba a pluralizar 'nosotras' y sentí lo mismo que tan bien describes.
Cuando una persona dice "nosotras" para referirse a ella misma y a su pareja, que es otra persona, está utilizando la expresión según la norma porque "personas" es femenino plural.
Otra cosa diferente es cuando ves a un hombre y a una mujer en vez de a dos personas y quieres describir justo eso (por algún motivo, tal vez ideológico o político).
Según una opinión progresista primero de todo somos personas. Según esa opinión no tiene sentido en llamar a las personas según su género, que últimamente puedes equivocarte por las simples apariencias en la cola de la carnicería. ¿Para qué arriesgar?
¿Son pareja? ¿Y? La ley ya permite incluso casarse dos personas del mismo género.
Ojalá con el tiempo dejemos de ver el género importante para describir a los grupos de personas.
#5 "Cuando una persona dice "nosotras" para referirse a ella misma y a su pareja, que es otra persona, está utilizando la expresión según la norma porque "personas" es femenino plural."
Es correcto según la norma de tus cojones morenos, no según la gramática del español.
#7 Te pongas como te pongas dos personas es femenino plural.
"Nosotras las personas" CORRECTO
"Nosotros las personas" INCORRECTO
"Nosotros un hombre y una mujer" CORRECTO
"Nosotras un hombre y una mujer" INCORRECTO
Simplemente "nosotras" quiere decir que está eludiendo a "personas", no puede ser otra cosa.
Buena reflexión, aunque te he de reconocer que se me ha hecho un poco largo.
#1 Gracias, sí, tal vez me extendí demasiado.