Las clásicas preguntas suelen ser las más difíciles de responder o que mayor variedad de respuestas ofrecen. Quiero aportar mi experiencia en tres puntos para comodidad y estructura del artículo. El objetivo es exponer para que surja una reciprocidad de conocimientos, nada de asentar supuestos y bases. Qué mundo más rígido nos supondría de tomarlo siempre de ese modo.
—Primer punto: Conocer personas.
Lo que más hace al conocimiento y a la creatividad es empatizar y socializar con el mayor número posible de personas. La clave está en la variedad, ya que pierde efectividad a la larga el sumergirse a menudo en los de una misma zona o de ideología/gustos similares. Me vienen dos frases a la mente que resumen bien este hecho: “Las personas son más interesantes que los libros” y “El racismo se cura viajando”. El mundo humano va aparte del más real o natural posible, pero es donde vivimos y toda realidad que podamos concebir se asienta en bases de seres pensantes. Para vivir ajenos a la sociedad sería necesario no tener contacto humano alguno, apartados en plena nada de conceptos. Se puede vivir aislado en mitad del campo o similar, pero no deja de haber una conexión o antecedente que permite definirte como persona. Esto además provoca un desgaste de soledad, pues somos animales sociales, lo que delata y apoya que este punto sea el primero y más importante.
A base de conocer gente uno va aprendiendo de sí mismo. Amplia perspectivas y renueva energías al redescubrir el mundo desde otros ojos, por nuevos detalles añadidos que la evolución de nuestra vida no se ha permitido debido a las circunstancias distintas de las de otras personas. Para que esto sea posible se necesita de cierta empatía, la cual va mejorando si no nos acomodamos en los mismos rostros. Ponerse en la piel del otro no es ponerse en su situación tan literalmente, en plan nosotros mismos en las circunstancias de la otra persona, sino mas bien en comprender la forma de ser de esa persona, lo que le ha llevado hasta ahí y el porqué le motiva ser así, hechos ajenos a nuestra experiencia. Eso activa la creatividad, nos hace barajar la infinidad casi literal de posibilidades que terminan creando a una persona adulta. Sólo cuando dejamos de ser nosotros mismos y comprendemos todo lo que supone ser otro, ampliamos la mente a otros horizontes de experiencia.
Hablando de experiencia, conocer a personas a menudo nos hace percatarnos de ciertos patrones comunes del ser humano, sobre todo aquellos condicionados en la primera impresión o máscara. Se terminan definiendo X tipos de personas, pero no hay que asumir nunca conocerlos todos, pues cada persona se luce de variables que modifican incluso a los de un mismo tipo de personalidad. Una vez se traspasa esa superficie o barrera es cuando encontramos la esencia real y única que permite que cada persona sea un mundo. Ahí está la mina para nuestras historias y para la mejoría con nosotros mismos. La victoria, gesta o logro es profundizar en otra persona hasta el punto de recibir una relación recíproca. Tanto en amistad como en amor se obtienen beneficios distintos, y en ocasiones con según quién es más interesante no intentar llevar la relación hacia el amor. En ocasiones he recibido más conocimientos/secretos por parte de una persona que las que ha sido capaz de entregar a su pareja. Diferentes tratos, diferente aprendizaje, aunque igual de valiosos.
—Segundo punto: Leer
Casi el 100% de la gente que ha conseguido sus objetivos ha leído. Todos esos altos dirigentes, artistas reconocidos, gente de renombre… leen. Es así, es vital para facilitar el camino. Los hay que con leer o saber lo justo se pueden permitir avanzar, mientras que otros necesitan leer la estantería. Leer el libro adecuado abre perspectivas, pues no deja de ser un diálogo con una persona. Diría lo típico que es una conversación de una dirección, pero no es del todo así, porque un buen lector suele parar a reflexionar la frase o párrafo que acaba de leer para “responder” a su abstracto interlocutor. Lo que hace en parte es responderse a sí mismo, y con ello aprende y mejora.
Sitúo este punto por encima del siguiente porque leer te aporta una experiencia que puede pasar por real, resultando igual de efectiva. Hay casos de escritores como H.P. Lovecraft y Edgar Allan Poe que apenas salieron de sus casas (o del club/bar en caso del segundo), y sin embargo podían hablar del mundo y los países como si realmente hubieran estado allí. Lovecraft leyó una cantidad de lo que podría llegar a considerarse una biblioteca, y eso le permitió escribir sin problema en sus relatos sobre lugares lejanos, describiendo y analizando conceptos a pesar de no dedicarse a ello. Poe por su parte engañó a gran parte de los tertulianos con historias de la guerra y de Francia, cuando apenas salió de su tierra natal en Nueva Inglaterra. De hecho ambos autores fueron del tipo de escritor “monotemático”, pues recurrían a mismos recursos, temas y estilo una y otra vez, lo que demuestra que un único tema es inagotable, que cada artista pues exponer de mil formas un mismo concepto si no deja de analizarlo, pensarlo, leerlo y vivirlo a lo largo de la madurez de su vida.
Leer bien te puede hacer pasar por quien no eres con una efectividad que no resulta dañina ni ilegítima. Grandes escritores parecen grandes científicos, y en verdad nunca han estudiado esas materias para llegar al grado de ser considerados como tal.
Cuanto más leas, mejor serás. Al igual que hay que conocer todo tipo de personas, hay que leer todo tipo de libros. Los típicos prejuicios de género sólo condicionan. Ir sin etiquetas ayuda a que cueste menos dar el siguiente paso, conectando unos autores con otros, derivando en la marea de temáticas universales a partir de una única como inicio: desde un único punto se puede llegar a cualquier conocimiento, derivando de una parte a otra, tan conectado que está todo como el pequeño punto que explosionó en un Universo.
—Tercer punto: Vivir experiencias/Viajar
Después de nombrar el caso de Lovecraft, considero este punto como “el menos importante”, aunque vital para mejorar como escritor/artista. No hay que cerrarse a probar nuevas experiencias por el hecho de asumir lo que vamos a sentir o pensar tras ello. Solemos equivocarnos al respecto. Al igual que no es preciso el recuerdo cuando rememoramos una experiencia anterior, la nueva experiencia permanece igual de turbia por culpa de ese auto-condicionante del pensamiento. Una vez hecho, se analiza, lo demás son conjeturas que no pueden acertar. Esto se aplica a todos los sentidos del cuerpo, ya sea por ver nuevos lugares, probar nuevos sabores, escuchar nueva música… no hay límite, tan vasto que es el mundo se puede considerar infinito, pues no viviremos lo suficiente para conocerlo todo. Parece que no, pero un hecho tan sencillo como aficionarse a un nuevo estilo de música o cocina amplia ciertas partes del conocimiento que permiten ir conectando a nuevos puntos, por lo tanto a ampliar la mente/perspectiva.
Cuando se viaja en la mayoría de casos se hace por desconectar de la rutina. Esto tiene cierto pequeño grado de error, porque parece que lo hagamos entre por obligación y costumbre. Viajar debería ser una oportunidad para con nosotros, un salir de la oscuridad diaria para regresar a ella con mejores métodos para combatirla. En la primera y segunda no volvemos con la antorcha de la iluminación, pero es la acumulación de pequeñas experiencias lo que permite ser nosotros los que brillemos.
Otro punto común a la hora de viajar es la costumbre de visitar lugares de interés según donde nos encontremos. Es lo típico de ir a museos, zonas históricas… pero pienso que para conocer realmente una localidad es tratando con sus gentes. Visitar los lugares sociales, sus celebraciones, los locales… muestra cómo es realmente el sitio. Una ciudad es una entidad conformada por miles y miles de organismos que la mantienen viva. Saber el común de todos ellos nos puede enseñar una lección interesante.
Aquí concluye mi aporte. Este es mi punto sobre lo que he aprendido por el momento en mi trayecto como escritor aficionado. Mis conclusiones también sirven a otra clase de artistas, pues cada arte se asienta en las mismas bases. Espero que resulte recíproco y salgamos de esta página un tanto más sabios, tanto yo por escribir como tú por leerme, ambos recapacitando.
He insistido en la amplitud de conocimientos y perspectivas, pero porque eso permite aumentar los recursos y herramientas de la imaginación. Saber más hace pensar con más soltura y lógica, lo que permite dominar la imaginación de un modo más acertado y creíble, y por lo tanto satisfactorio para uno mismo y disfrutable para los demás.
Comentarios
El tema de Lovecraft como persona solitaria y reclusiva es uno de los mitos que se repiten y que tienen poca base, como no sea de una época concreta de su vida (otro es su misoginia, aunque lo de su racismo sí es verdad desgraciadamente).
En su vida adulta Lovecraft viajó todo lo que pudo dados sus escasos recursos económicos. Concretamente quedó fascinado por el Quebec y por las ciudades de herencia hispana en el sudeste de EE.UU. La lista de personas con las que mantenía una relación epistolar es extensiva, a falta de oportunidad en muchas ocasiones de tratarlos directamente por la distancia geográfica, pero en el tiempo que estuvo en Nueva York frecuentaba bastantes colegas de círculos literarios.
Me parece que con Lovecraft se ha intentado crear una serie de mitos que lo presentan como una especie de hikikomori, porque eso lo pone a la par con sus obras. Lamentablemente parece que la realidad es más prosaica y, aunque la vida de Lovecraft sigue siendo muy interesante, lo es por cosas distintas del estereotipo que se ha creado de él.
#1 Agradezco tu aporte y aclaración. Lo que más le hizo escritor fue leer, y como indicas, se relacionó dentro de sus limitaciones. Al final el personaje real quedó relegado al mito, como suele suceder en algunos autores, tan impregnados de imaginación y enaltecimiento de sus propios lectores.
#0 Lectura recomendada:
Berkeley, California, otoño de 1980. En la cima de su carrera y después de años de negativas, Julio Cortázar acepta dar un curso universitario de dos meses en los Estados Unidos. Como cabía esperar, no se tratará de conferencias magistrales sino de una serie de charlas sobre literatura, y sobre todo acerca de su experiencia de escritor y la génesis de sus obras.
Las clases tratan gran diversidad de temas: aspectos del cuento fantástico; la musicalidad, el humor, el erotismo y lo lúdico en la literatura; la imaginación y el realismo, la literatura social y las trampas del lenguaje, todos ellos encarnados en lecturas y ejemplos tomados de la cultura universal. Las clases llegan a su punto máximo de interés cuando Cortázar, ya en la edad de los balances, se refiere a su evolución de escritor y analiza su obra: cómo nacieron los cronopios y cuentos insuperables como "La noche boca arriba" o "Continuidad de los parques"; el sentido de Rayuela y su proceso de escritura; el desafío de Libro de Manuel.
Quien lea la minuciosa y fiel transcripción de trece horas de grabaciones, al cabo de este encuentro con el Cortázar oral, valorará lo mismo que en sus textos: la soltura y cercanía, la vastedad de lecturas, la honestidad intelectual, la imaginación y el rigor de tamaño profesor.
#7 Gracias enormes por esta recomendación Lo busco y casi que compro ya.
#8 Aquí lo tienes en versión audio:
#9 Genial, gracias
#0 Me gusta tu artículo, porque habla de lo que es la base de escribir -y comunicar en general- y que, por razones que no sé si terminan de agradarme se ha acabado relegando a un segundo plano: el tener algo que decir. Como decía aquella canción de Love of Lesbian, «si hemos perdido hemos ganado historias que contar». Hay que vivir, aprender, experimentar, conocer, reconocer, entender; construir sobre piedra y base sólida.
#0 Solo una pregunta ¿Por qué escribir?
#4 ¿Y por qué no hacerlo? Si uno se pregunta del porqué de hacer ciertas cosas, acaba por no hacerlas. La de obras clásicas que nos habríamos perdido.
Muy Buen articulo !
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