En los últimos días, Burgos ha iniciado una campaña en contra de la prostitución que ha levantado polémica. Esta viene dada por el hecho de que en los carteles se acusan a dos mujeres de fomentar la “nociva” actividad.
A lo largo de la historia la prostitución siempre ha sido una actividad que ha levantado la ira de muchas personas: ya sea por aquellos que consideran a la prostituta como una destrozamatrimonios o mujer de mala vida que elegía el “dinero fácil”, ya sea por aquellos que consideran al cliente como el culpable de que las mujeres estén ejerciendo una actividad que, a no ser por ellos, ninguna elegiría, o ya sea por aquellos que consideran al cliente como el culpable de la trata. Sea cual sea la perspectiva que se tome, una cosa tienen en común todos estos críticos: la prostitución es una lacra. Y así intentan hacérnoslo saber estos carteles:
Sin embargo, estos dos carteles han sido retirados por las críticas, debido a que salen dos mujeres. Los siguientes son los que se mantienen:
A pesar de que todos sabemos que la figura de la Madame —mujer que posee o dirige un piso, burdel— es muy frecuente, y la UNODC diga que el 43% de los condenados por trata en el país de origen son mujeres y el 25% en el país de destino (p. 37 del documento) , no entraré al debate del pecado que supone para algunos el utilizar la imagen de una mujer. Los medios de comunicación ya han colaborado, como siempre, de este debate, invisibilizando el que para mí es el principal y del que ninguno se hace eco:
Considero que el debate principal debería ser la demonización secular de la prostitución. Si analizamos los carteles podemos observar cómo las intenciones son claras:
Es decir, el Ayuntamiento de Burgos nos está dando una lección moral clara: “frenemos la prostitución” y para ello tiene que recurrir al viejo truco de asociarla con la trata, la pederastia y de generar culpa:
Como demostré en mi artículo “El tabú de la prostitución (el mito del 80% es trata)” es completamente falso ese bulo del que siempre los medios de comunicación y los políticos se hacen eco, de que el 80% de la prostitución es trata. Por lo tanto, no se puede utilizar como argumento contra la prostitución que acudir a ella te haga cómplice de la esclavitud sexual. Esto es completamente deshonesto, porque sería lo mismo que decir que el trabajo fomenta la trata de personas por razones laborales (cosa que también existe, por si alguien no lo sabía) y que recurrir a los servicios de un trabajador sería como fomentar este tipo de trata.
Prostitución y trata son dos cosas diferentes. En mi artículo sobre el mito del 80% intenté demostrar que en nuestro país la cifra aproximada de la trata es cercana al 14%, pudiendo llegar a una cifra techo del 30%, pero no más. Esto nos dejaría que aproximadamente una cifra cercana al 86% de las prostitutas están ejerciendo de manera voluntaria. Este grupo que ejerce de manera voluntaria, podemos subdividirlo en dos: las que ejercen por una situación económica desesperada y las que no. Antes de nada, citar (datos cortesía de Redlich) que según el estudio de la empresa Gallup, a la mayoría de personas del mundo (94% en Japón, 70% EE.UU…) no les gusta su trabajo (trabajo no-sexual) y según el estudio del 2010 de Rössler de las 193 prostitutas encuestadas de la ciudad de Zurich, un 37,3% declararon que el motivo por el que ejercen la prostitución es porque les gusta su trabajo, y tan solo un 28,3% por no encontrar otro trabajo.
Dejemos una cosa clara: es IMPOSIBLE salvar el escoyo de criminalizar a la prostituta. No se puede. Como hoy en día esto está mal visto, el truco consiste en desplazar la culpa hacia algo que se permite socialmente, que es criminalizar al cliente. Pero en tanto en cuanto se asume que hay dos grupos de prostitutas: las que son esclavas y las que no, y en tanto en cuanto se asume que estas últimas son la mayoría, y en tanto en cuanto se asume que un subgrupo de estas no están ejerciendo para salir de una situación económica desesperada, entonces tendremos que concluir de forma inevitable, que estas mujeres al ofrecer sus servicios están colaborando también de la trata, porque las motivaciones de estas mujeres no son salir de la esclavitud ni salir de una situación económica desesperada. Por lo tanto, el Ayuntamiento de Burgos nos está diciendo, de forma indirecta, que las prostitutas también son cómplices de la esclavitud sexual. Y es que no se puede escapar de esta paradoja: criminalizar a los clientes supone, en alguna medida, criminalizar también a las prostitutas. Y es imposible salir de aquí. No se puede desplazar la culpa hacia unos sin que salpique a las otras.
Es por ello que pienso que todas estas campañas moralistas y todos estos grupos neoabolicionistas que dicen defender a las prostitutas, en el fondo, las odian, no soportan que se dediquen a lo que se dedican, porque si así fuese no tendrían que recurrir constantemente a datos falsos como el del 80%, a la manipulación emocional de los clientes, o al alarmismo social. Porque si realmente les importasen las mujeres que están siendo esclavizadas, no juzgarían a la prostitución en su conjunto, sino tan solo a la parte abominable de ella. Pero en el fondo, lo que odian es la idea de que una mujer pueda ofrecer sexo a cambio de dinero, sea esta venta por una situación económica desesperada o no. Y esto es lo que SIEMPRE han intentado los movimientos abolicionistas, las religiones, etc., es decir, lo que subyace a todo esto, la ESENCIA, es intentar controlar la sexualidad, y a lo largo de la historia esto tomará diversas formas. Ahora nos ha tocado vivir la época en la que se criminaliza al cliente, y cuando se vea que ni con estas se acaba con la prostitución (porque es IMPOSIBLE), entonces se recurrirá a otra estratagema.
Entonces, la pregunta esencial, la pregunta clave aquí es: ¿por qué se quiere controlar la sexualidad? Yo no tengo una respuesta única a esto. Supongo que a lo largo de la historia se podrían esgrimir muchas razones: control de los embarazos, control de las enfermedades, promoción de la monogamia… Lo único que sé es que hay una razón que es inmutable: las mujeres tienen el control del sexo, es decir, el sexo es una fuerza poderosísima que dominan las mujeres, y siempre hay un grupo de ellas que no ven con buenos ojos que haya miembros de su mismo sexo que lo vendan (también creo que hay hombres, pero en menor medida y muchos de ellos ejerciendo una gran hipocresía). En otras palabras, en mi opinión, la clave de todo este meollo la ofrece, sin darse cuenta, la feminista abolicionista Rosa Cobo en este vídeo (min. 08:40):
Institucionalizar la satisfacción de la sexualidad masculina, ¿se puede considerar un trabajo?
Por tanto, que no os engañen más, esto no va de preocuparse por las prostitutas, esto va de ¿queremos institucionalizar la satisfacción de la sexualidad masculina?, es decir, de intentar controlar la sexualidad, como se ha hecho siempre a lo largo de la historia. En otras palabras: el sexo tiene un valor, especialmente para el hombre que es al que le cuesta conseguirlo, por eso, hay que intentar evitar que haya mujeres que vendan sexo (aunque sea de una manera libre y voluntaria) e intentar evitar que haya hombres que lo demanden. Probablemente, este tipo de personas son las que llamen “putas” a las mujeres que tienen muchas parejas sexuales, porque son mujeres que “regalan sexo”.
Si realmente supiésemos cuántos hombres o esposos de mujeres que forman parte del partido que impulsa esta campaña han estado alguna vez con prostitutas…, entonces se les caería toda la hipocresía a los suelos.
Que nadie me entienda mal, no estoy defendiendo que las personas vayan o no con prostitutas, creo que como sociedad no nos incumbe ese tipo de juicios morales. Sí que creo que como sociedad deberíamos dar medios a las mujeres para que tengan alternativas a ejercer la prostitución y también creo que deberíamos dar herramientas para que muchos clientes no acudan al sexo de pago como única posibilidad. Según este estudio (aquí la noticia de la que solo El Confidencial se hizo eco), el 25% de los clientes manifiestan no poder encontrar otra forma que no sea pagando, para poder estar con una mujer, y el 35% aseguró que no irían en caso de tener pareja. Entiendo que esta parte es la que más cuesta de digerir, porque enseguida, como un resorte, nos sale la vena censora y vomitamos comentarios del tipo “pues que se maten a pajas”, “pues que vayan a un psicólogo”, etc. Pero es que este tipo de comentarios serían el homólogo a decirles a las prostitutas que ejercen sin una situación económica desesperada: “pues que se pongan a trabajar en el Mercadona”, “que se pongan a limpiar pisos”, “que se vayan a trabajar al Zara”, etc.
Insisto, las personas que ven con estos ojos totalitariamente nocivos el ejercicio de la prostitución, ni entienden de qué va el asunto, ni entienden que la prostitución no simplemente es abrirse de piernas y que el cliente, como un animal en celo, la meta en un agujero hasta que eyacule; hay todo un mundo emocional detrás, y hay todo un arte por parte de las prostitutas expertas. Mirad, haced una prueba, buscad en el portal Pasion.com las palabras “Girlfriend experience” y veréis cómo es una de las categorías más publicitadas. Esta categoría se refiere al trato que te daría una novia: besos, mimos, caricias, etc. Pensar que la prostitución simplemente es un grupo de puteros tipo Torrente y una puta que simplemente se abre de piernas, es no tener ni idea, en primer lugar, de sexo, en segundo lugar, de qué va la prostitución, pero, sobre todo, supone minusvalorar por completo el arte que puede llegar a ser trabajar como prostituta, además de proyectar en los clientes una imagen estereotipada de cavernícolas. Con esto no estoy diciendo que no existan estos estereotipos, simplemente estoy diciendo que la prostitución no puede reducirse a ellos.
Se sabe que la soledad, la falta de contacto físico, afecto, etc., tiene graves consecuencias en la salud de las personas y estas tienen tendencia a cubrir estar carencias con, por ejemplo, la prostitución. No toda relación prostituta-cliente puede reducirse a motivaciones de dominación. Es por eso que el Ayuntamiento de Burgos, lo único que consigue hacer con esta clase de propaganda, es justamente eso: propagar la creencia de un modelo abolicionista de que el mundo de la prostitución es demoníaco para criminalizarlas a ellas y criminalizarlos a ellos, con el único fin de hacer avanzar su agenda ideológica y no de mejorar en absoluto la vida de las prostitutas ni de nadie.
Comentarios
Jamás entenderé otra posición que no sea la regularización de la prostitución. No vas a acabar con ella por prohibirla, por mucho que lo desees muy fuerte. Es un negocio que da demasiado dinero y no pide grandes requisitos para entrar en él. Simplemente no hay forma realista de evitarlo, por más que pese en la mente de los abolicionistas.
Y lo de quitar los carteles de las mujeres y dejar el resto... A mí ya me entra la risa
#0 Por tanto, que no os engañen más, esto no va de preocuparse por las prostitutas, esto va de ¿queremos institucionalizar la satisfacción de la sexualidad masculina?, es decir, de intentar controlar la sexualidad, como se ha hecho siempre a lo largo de la historia. En otras palabras: el sexo tiene un valor, especialmente para el hombre que es al que le cuesta conseguirlo, por eso, hay que intentar evitar que haya mujeres que vendan sexo (aunque sea de una manera libre y voluntaria) e intentar evitar que haya hombres que lo demanden. Probablemente, este tipo de personas son las que llamen “putas” a las mujeres que tienen muchas parejas sexuales, porque son mujeres que “regalan sexo”.
En eso se basa todo, el control del sexo como valor, ya se desde posiciones puritanas-religiosas o feministras-abolicionistas, es lo mismo.
El sexo en nuestra sociedad no se "regala" sino todo lo contrario, suele salir bastante caro. Que otra mujer que "venda su cuerpo" o "que se cosifique como mujer" les hace perder la posición que tienen.
La mejor deficinición que encontré es que son la "OPEP del coño"
Celebro que un ayuntamiento se manifieste en contra siempre que vaya acompañado de ayudas a las personas que tienen que recurrir a ella...
#1 Yo no celebro que un ayuntamiento criminalice a clientes y a prostitutas. Un ayuntamiento no ha de posicionarse moralmente ni a favor ni en contra de la prostitución, no le corresponde. Le corresponde, como tú dices, ofrecer alternativas, atacar a las mafias..., pero no hacer la campaña vomitiva que hace.