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Albert Camus, Soto Ivars y la autoconciencia de la maldad

Albert Camus, Soto Ivars y la autoconciencia de la maldad

"El ignorante yerra, hiere, destruye a veces, pero lo hace con las manos torpes del que nunca ha visto la luz. Su maldad es casi natural, un reflejo del hambre, del miedo o de la estupidez.

El verdadero desprecio imperdonable, en cambio, pertenece al hombre que ha conocido el pensamiento, la belleza, la hondura de lo humano… y, aun así, ha elegido servir al mal. Ese ser ha contemplado el abismo con los ojos abiertos y, en lugar de apartarse, ha decidido habitarlo o incluso convertirlo en lucrativa profesión. Su culpa es consciente. Su crimen no es de acción, sino de espíritu: pervertir la lucidez para justificar la corrupción.

Nada hay más repugnante que la inteligencia al servicio de la vileza. Porque la inteligencia debería ser una forma de pureza: una búsqueda de claridad en el caos. Pero el hombre que, sabiéndolo, se vende al mal, profana esa claridad. Hace del pensamiento una máscara, del verbo una trampa, de la razón un instrumento para degradar. Es el traidor absoluto, el que no tiene excusa ni redención.

(...)

El ignorante puede ser perdonado; el sabio que elige el mal, nunca. Él no es víctima de las tinieblas, sino su arquitecto. Y no merece compasión, porque ha conocido la verdad y la ha escupido".

Albert Camus, Combat, 1944.

"Sobre la intelectualidad del nazismo".

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Chat Control está aquí: Quedan seis días para la violación de tus derechos

Chat Control está aquí: Quedan seis días para la violación de tus derechos

Chat Control se vota el 14 de octubre en el Consejo de la UE y el 15 en la comisión LIBE del Parlamento Europeo. Como has oído. Quedan exactamente seis días para que se vote en el Parlamento Europeo una ley que viola los derechos constitucionales de todos los Europeos  y siete para que el Parlamento dé el paso clave antes del pleno final.

Ante la prácticamente inexistente cobertura mediática,  me veo obligado a informar a través de estos artículos.

¿Qué se decide exactamente?

La versión danesa del Reglamento CSA obligará a todas las plataformas de mensajería a escanear incluso los chats cifrados de extremo a extremo antes de enviarse (client-side scanning). Tu móvil revisará tus fotos y mensajes antes de mandarlos; si el algoritmo detecta contenido sospechoso, la plataforma podrá entregarlo sin orden judicial previa.

Son muchas las voces en contra de este movimiento tecnofascista en el seno de la EU. La más notoria ha sido la carta de Signal:

signal.org/blog/pdfs/germany-chat-control.pdf

Lo que proponen es, en efecto, una vigilancia masiva sin restricciones, abriendo las comunicaciones íntimas y confidenciales de todos, ya sean funcionarios gubernamentales, militares, periodistas de investigación o activistas. A pesar de todo lo que Europa habla de soberanía, esta es una extraña decisión de ciberseguridad en múltiples frentes.

¿Dónde estamos?

En un artículo previo explicaba que Alemania se había posicionado en contra, lo cual suponía una minoría necesaria para parar la propuesta: www.meneame.net/story/minoria-parar-atropello. Unos días después, Alemania se desdijo para volver a una posición de indecisión.

Ayer mismo, en declaraciones oficiales, el eurodiputado Alemán Jens Spahn  confirmo que la coalición CDU/CSU votara en contra:

bsky.app/profile/eckstein.bsky.social/post/3m2m73jqlcs2t

Desde el grupo parlamentario de la CDU/CSU, nos oponemos firmemente a la monitorización indiscriminada de chats. Sería como abrir toda la correspondencia de forma preventiva para ver si contiene algo ilícito. Eso es inaceptable y no lo consentiremos.

También, Eslovenia declaró de forma oficial estar en contra de la propuesta:

n1info.si/novice/slovenija/slovenija-vendarle-sprejela-odlocitev-o-ure

El mapa queda de esta manera:

Con esta disposición se podría parar la propuesta. Pero teniendo en cuenta que hablamos de políticos, no debemos confiarnos.

¿Y nuestros representantes?

Pese a haberles enviado correos de forma masiva, y a menos de una semana para la votación, la mayoría de nuestros representantes no se han posicionado. No tengo claro si es una cuestión de dejadez de sus funciones, pasotismo o simplemente se deben a acuerdos políticos en la sombra.

¿Qué puedes hacer?

Enviar un correo a nuestros representantes y llenarles la bandeja con estos es probablemente la mejor opción, deben saber que el pueblo no aprueba sus desmanes:

fightchatcontrol.eu

¿Son palabras vacías las de combatir el fascismo o es simplemente una impostura de cara a la galería? Esta es una amenaza real, tangible y efectiva, que viene desde dentro del mismo seno de la UE y nuestros representantes ignoran al pueblo y hacen mutis en el foro.

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Ya no se cortan manipulando: el ejemplo de hoy en El Economista

Ya no se cortan manipulando: el ejemplo de hoy en El Economista

En la portada de El Economista un titular para alimentar el relato de los inmigrantes viven de las ayudas: "Los inmigrantes acaparan el 50% de rentas mínimas autonómicas". Pero, luego pasar a leer el artículo en el interior y hay un cambio sustancial: "Los inmigrantes acaparan hasta el 50% de las rentas mínimas autonómicas". Vaya, a alguien se le "olvidó" incluir el hasta en la portada, pero no seamos malpensados.

Pero no queda ahí la cosa, que si nos vamos al mapa donde desglosan por Comunidades Autónomas el porcentaje de extranjeros que las cobran, vemos que ninguna llega al 50% y que las dos que más se acercan (Navarra y La Rioja) son precisamente las más pequeñas en cuanto a población, y que todas las más pobladas tienen cifras por debajo del 30%.

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Una oda al self-hosting

Una oda al self-hosting

¿Puedes vivir sin Google y sus servicios? Es una pregunta que me hice hace tiempo. La respuesta es sí, es posible. Y, además, es algo tremendamente liberador.

El self-hosting, o en español autohospedaje, es la práctica de ejecutar y mantener sitios web, servicios y aplicaciones usando un servidor privado. También significa libertadprivacidad y una filosofía.

Esclavitud digital: la era de la suscripción

En los inicios de la computación personal, tú pagabas por una licencia —como el WordPerfect— y ese disquete era tuyo para toda la vida. Era un mundo digital mucho más libre.

Internet estaba floreciendo. Tim Berners-Lee lo creó con la idea de compartir conocimiento de forma desinteresada. Los blogs personales crecían como setas, ezines como Phrack divulgaban conocimientos de forma totalmente gratuita, Linus Torvalds creaba Linux en su cuarto, Ken Thompson y Dennis Ritchie asentaban la filosofía Unix, y Richard Stallman lideraba el movimiento del software libre.

Con la llegada de la web 2.0, todo cambió. La red se convirtió en el patio trasero de un puñado de actores que la fagocitaron y la prostituyeron. Llegó la era del monopolio y del modelo de suscripción.

A diferencia de tu vieja licencia de WordPerfect, la suscripción te da derecho a usar unos servicios de forma limitada, tanto en tiempo como en uso. La mayoría de proveedores los presentan en niveles o tiers, donde cuanto más pagas, más recibes.

La supuesta ventaja es la facilidad de uso, la ubicuidad y la seguridad. La realidad es una esclavitud digital donde, si dejas de pagar, perderás acceso a tus datos, junto con tu privacidad y autonomía.

Libertad digital

El movimiento del self-hosting, inspirado en la tradición hacker, nunca ha dejado de existir. Todo lo contrario: estamos en un momento donde es más fácil y más barato que nunca liberarnos de las cadenas de estos monopolios que están consumiendo algo que un día fue un vergel.

Las ventajas son obvias:

  • Tus datos son tuyos
  • Privacidad: nadie va a entrenar un LLM con tus datos, nadie tiene tus metadatos
  • Paga una vez, úsalo para siempre
  • Experimenta, aprende, mejora
  • Adiós al correo basura
  • Adiós a las suscripciones
  • Open Source

Como decía el tío Ben: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. En el mundo del self-hosting, eso significa que tú tienes que mantener tus servicios, hacer copias de seguridad, actualizar el sistema operativo y las aplicaciones que uses, etc. Por suerte, a día de hoy hay soluciones para todo, y prácticamente cualquier pregunta que tengas estará ya resuelta.

Breve guía práctica

Para empezar en el self-hosting necesitamos, ante todo, un servidor. Algunas ideas:

Opciones de hardware (precio aproximado, sin discos)

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Solución           Precio*   Consumo aproximado

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Ordenador viejo        0 €     40–80 W

Raspberry Pi 4 (4 GB)     70 €     3 W

Mini-PC Intel N100 (16 GB RAM) 180 €    6 W

NAS listo (Synology DS220)  350 €    10 W

VPS pequeño (cloud)      5–15 €/mes  —

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*Precios sin discos.

Hay gente que prefiere contratar un VPC (Virtual Private Cloud). Aunque ofrece escalabilidad y backups fáciles, dependes de un proveedor para el almacenamiento y el uptime: mismo modelo de suscripción.

En mi experiencia, la mejor opción en relación potencia-consumo-precio es un mini PC. En mi caso tengo uno con un procesador Intel N100 y 16 GB de RAM: perfecto para casi cualquier uso que queramos darle.

El sistema operativo

Aquí, de nuevo, hay muchas posibilidades. Desde plataformas de virtualización como Proxmox, sistemas operativos dirigidos al almacenamiento en red (NAS) como TrueNASUnRAID o OpenMediaVault, hasta opciones más clásicas como Debian.

En mi caso, mi servidor corre con Debian 12.

¿Qué servicios puedo hospedar?

Entramos en harina. La respuesta es: lo que quieras. Literalmente hay de todo y para todo uso.

Una forma sencilla de encontrar ideas es en este repositorio:

👉 github.com/awesome-selfhosted/awesome-selfhosted

En mi caso uso los siguientes (y algunos más):

  • Docker – Para desplegar los servicios. Se usa de forma declarativa, permitiendo guardar mi configuración en un control de versiones.
  • Immich – Una alternativa a Google Fotos. Me ahorra 5 €/mes frente a Google Photos.
  • Portainer – Permite manejar tus contenedores a través de una interfaz web.
  • Actual – Para saber dónde se me va el dinero.
  • Vaultwarden – Gestor de contraseñas compatible con cualquier cliente de Bitwarden.
  • FileBrowser – Para acceder a mis ficheros, una alternativa a Google Drive.
  • Jellyfin – Alternativa a Netflix.
  • AdGuard Home – Servicio de DNS que bloquea consultas y me permite acceder a mis servicios usando nombres en vez de IPs. Imprescindible.
  • Nginx – Reverse proxy. Más avanzado, necesario para usar certificados y, en combinación con el DNS, resolver al servicio concreto.
  • WireGuard – Mi servidor VPN, imprescindible para acceder a mis servicios cuando no estoy en casa.

¿Y las copias de seguridad?

Esto es algo imprescindible. Si tu casa se quema o un ladrón nerd entra a robar, no quieres perder tus datos. La recomendación es la regla 3-2-1:

  • 3 copias de tus datos
  • 2 soportes distintos
  • 1 copia fuera de casa

En mi caso tengo dos discos duros en el mismo servidor y los datos que me interesan se sincronizan cada noche usando Rclone. Una vez al mes o cada dos meses hago una copia en un disco duro externo.

Cómo seguir

Hay muchas guías y comunidades sobre cómo empezar en el mundo del self-hosting. Dejo algunos enlaces:

Reflexión final

La libertad tiene un coste, pero nadie dijo que el camino no fuera divertido. Aprende, investiga, prueba.

Esta es mi oda al self-hosting: un canto a la curiosidad, la autonomía y la libertad digital.

Libérate de tus cadenas digitales.

Happy hacking.

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Israel se anuncia en Google para difamar a Greta Thunberg con propaganda oficial

Israel se anuncia en Google para difamar a Greta Thunberg con propaganda oficial

Si buscas “Greta Thunberg” en Google, el primer resultado no es Wikipedia ni una noticia: es un enlace patrocinado del gobierno israelí que la vincula con Hamas. Una operación de propaganda institucional pagada para desacreditar a la activista climática.

Israel ha decidido que, si no puede silenciar las críticas, al menos puede comprar su versión de la realidad.

Al buscar Greta Thunberg en Google, el primer resultado que aparece —antes de cualquier medio o biografía— es un enlace patrocinado, no orgánico, que lleva a una web oficial del gobierno israelí:

govextra.gov.il/mda/march-to-gaza/the-hidden-networks-behind-the-global-sumud-flotilla/

La página, con sello del Ministerio de Asuntos Exteriores, afirma que la llamada Flotilla Global Sumud, una misión civil que intentó llevar ayuda humanitaria a Gaza, está “dirigida por una red internacional vinculada a Hamas y la Hermandad Musulmana”.

Entre los nombres mencionados: Greta Thunberg.

No hay pruebas, solo gráficos tipo PowerPoint, palabras como terrorismo, Islam político, y muchas insinuaciones.

Pero lo importante no es el contenido, sino el método: Israel está comprando publicidad en Google para difundir una pieza de propaganda estatal que criminaliza a una activista civil.

El mensaje: “Si criticas a Israel, eres terrorista”

Greta lleva tiempo criticando los bombardeos sobre Gaza y ha participado en actos por el alto el fuego. Desde entonces, el gobierno israelí la ha señalado repetidamente.

Esta vez va más allá: ha comprado visibilidad global para que, cada vez que alguien la busque, aparezca un enlace que la asocia con Hamas.

La táctica es clara:

1.- Identificar una figura incómoda.

2.- Asociarla con terrorismo.

3.- Pagar publicidad para que esa idea aparezca primero en el buscador.

Resultado: millones de personas ven propaganda oficial antes que información real.

Desinformación pagada

Lo que vemos no es comunicación institucional, es guerra informativa pagada.

Israel utiliza la infraestructura publicitaria de Google para difundir desinformación política con dinero público.

Y lo más grave: Google no etiqueta estos anuncios como contenido político, ni exige transparencia sobre quién los financia o con qué presupuesto.

Un precedente peligroso

Que un Estado pueda pagar anuncios para difamar a una persona civil abre un precedente escalofriante.

Hoy es Greta Thunberg.

Mañana puede ser cualquier periodista, activista o político crítico.

Israel no solo libra una guerra militar: también libra una guerra narrativa, y la está financiando con clics.

La propaganda ya no se imprime ni se emite por televisión: se compra por puja en Google Ads.

Una estrategia propagandística global

Este episodio no es aislado.

Forma parte de una estrategia más amplia de propaganda sionista que ya ha llegado a medios en multitud de países como España:

Recientemente se han detectado contenidos similares en portales como 20minutos.es, donde se han publicado artículos con titulares y enfoques alineados con los comunicados del gobierno israelí, minimizando las protestas pacíficas por Palestina o insinuando vínculos con extremismo.

En Menéame ya publiqué otro artículo:

👉 “Propaganda sionista contra protestas pacíficas”,

donde hablé de las técnicas de manipulación y los intentos de criminalizar cualquier muestra de solidaridad con Gaza.

El caso de Greta Thunberg se suma a esa lista:

Israel usa sus recursos diplomáticos, mediáticos y ahora publicitarios para controlar el relato internacional y desacreditar a quienes se oponen a su política en Palestina.

Una maquinaria propagandística que ya no se limita a los medios tradicionales: ahora compra espacio en los resultados de Google para moldear lo que el mundo ve.

Fuente del enlace oficial:

govextra.gov.il/mda/march-to-gaza/the-hidden-networks-behind-the-global-sumud-flotilla/

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Haiku "de la lucha de clases"

¿Es una lucha de clases?

Es una lucha de clases

¿Vamos perdiendo?

Vamos perdiendo

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La canción del verano

La canción del verano

El final del verano llegó y con ello el olvido del sector peor maltratado por la administración.

Jamás olviden que:

LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO 🔥

Ni olvido ni perdón.

Nos vemos en Madriz.

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Por qué va tan bien la economía de España

Últimamente no hay más que buenas noticias económicas, de esas que algunos creen que se le atragantan a la derecha, y puede que tengan razón. Y lo cierto, me parece a mí, es que la economía de España va bien, al menos si no hablamos de la economía de los españoles, que todos sabemos que son cosas diferentes.

Pero de los españoles y sus penurias ya hablaremos otro rato: ahora es momento de felicitarnos de que nuestra prima de riesgo haya bajado, de que las agencias de calificación mejoren la valoración de la deuda soberana de España, de que diversas agencias internacionales alaben el crecimiento de España y pronostiquen buen desempeño y buena evolución. Es el momento de felicitarnos y preguntarnos a qué se debe esta inesperada bonanza.

A mi entender, creo que es mérito del Gobierno.

Es mérito del Gobierno porque lleva años sin aprobar presupuestos, y también este ejercicio se va a saltar la obligación legal de presentarlos. Es mérito del Gobierno por ser incapaz de hacer nada, de aprobar nada, de invertir en nada, y tener que desaparecer, cambiando de tema cada vez que alguien le pregunta por sus planes económicos.

Es mérito del Gobierno pro estar ahí, chupando silla, sin la menor pretensión ni la menor esperanza de convertir en realidad su programa. Es mérito del Gobierno, y también de sus socios, por saber aguantar cuando se les calificó de gobierno Frankenstein. Porque resultó que efectivamente lo eran, pero no por los motivos que la derecha les imputaba: no se trataba de que se coaligaron nacionalistas de varios pelajes con socialistas y neocumunistas (o como se quieran llamar ahora), sino que estaban llevando al poder un experimento inédito en españa, el del ejecutivo de izquierdas , el legislativo de derechas y el judicial de extrema derecha. Ahí queda eso.

Y coño, parece que funciona, porque el ejecutivo de izquierdas mantiene la protestas en el cuarto de los ratones, el legislativo de derechas impide que se apruebe gasto social y el judicial cismontano mantiene abierto el circo de tres pistas que entretiene a los que antes iban al fútbol a los toros, mientras las comunidades autónomas andan caninas como perras y los ayuntamientos las pasan putas para ajustar sus cuentas.

No hacen falta recortes: basta que no haya presupuestos par contener el gasto. No se puede contratar, no se puede ampliar, no se pueden asignar nuevas partidas.

Y por eso va todo tan cojonudamente. Porque no hay Gobierno. Y el no estar, por supuesto, es mérito suyo.

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El hombre que murió sin morir (Ayahuasca)

La noche antes de beber la medicina, soñé que me ahogaba en un río de tinta.

Esto es lo que no te dicen sobre el sufrimiento: que eventualmente te vuelves adicto a tu propia agonía. Que el ego, esa entidad fantasmal que habita el espacio entre quiénes creemos ser y la nada que realmente somos, se alimenta tanto del dolor como del placer. Que después de suficiente tiempo, ya no sabes la diferencia entre existir y defenderte de la existencia.

Durante años viví como un hombre que construye murallas. Cada logro era un ladrillo. Cada mentira, argamasa. Cada acto de generosidad calculada, un torreón desde el cual observar mi superioridad. Mi belleza, mi inteligencia, mi sensibilidad artística... todo lo que podría haber sido simplemente parte de mí se convirtió en munición para la guerra interminable contra mi propia insignificancia.

La doctrina budista tiene una palabra para esto: dukkha. Occidente la traduce como "sufrimiento", pero esa traducción es demasiado pequeña, demasiado limpia. Dukkha es el roce constante de un hueso dislocado. Es la sed que nunca se sacia. Es el sabor metálico del miedo que acompaña cada respiración cuando vives creyendo que eres algo que debe ser protegido, alimentado, perpetuado, cuando vives creyendo que "eres“.

Mi padre murió un martes.

Los budistas hablan del anicca, la impermanencia. Todo lo compuesto se descompone. Todo lo que nace, muere. Pero cuando tu padre deja de respirar en una cama de hospital mientras tú sostienes su mano, el concepto se vuelve carne. La impermanencia deja de ser filosofía y se convierte en el sonido de un monitor que emite un tono continuo, la temperatura decreciente de la piel, el peso imposible de la ausencia.

Después vinieron las otras pequeñas muertes: el trabajo que se evaporó, el dinero que nunca llegó, el cuerpo que comenzó a traicionarme con síntomas que ningún doctor podía nombrar. Me convertí en un hombre hecho de polvo mantenido junto solo por el hábito de la cohesión.

Y aún así, el ego persistía. Incluso en la ruina, especialmente en la ruina, se aferraba más fuerte. "Mira cuánto sufro", susurraba. "Mira lo especial que es mi dolor."

La neurociencia moderna ha descubierto algo extraordinario: que el cerebro tiene una estructura llamada Red Neuronal por Defecto, un sistema que se activa cuando no estamos enfocados en tareas externas. Es el autor de la narrativa del yo, el guionista que convierte el caos de la experiencia sensorial en la telenovela coherente que llamamos "mi vida". Es la voz que comenta, juzga, compara, planea, recuerda, lamenta.

Cada noche, cuando nos hundimos en el sueño profundo, esta red se silencia. Por unos minutos preciosos, el narrador abandona el teatro. La obra continúa sin protagonista. Pero ocurre en la oscuridad, sin audiencia, y al amanecer el actor vuelve al escenario sin recordar que alguna vez existió algo más allá del papel que interpreta.

La ayahuasca no es iluminación en una botella. Es demolición líquida.

La ceremonia ocurrió en una casa a las afueras de la ciudad, un lugar donde las luces de la civilización aún eran visibles pero ya no importaban. Doce extraños sentados en círculo, cada uno cargando su propio peso de desesperación sin nombre. El curandero -un hombre cuya edad era imposible de determinar- sirvió el brebaje en pequeñas copas de cerámica. Sabía a tierra, a muerte vegetal, a todo lo que las ciudades nos enseñan a olvidar.

"Esto te mostrará lo que necesitas ver", dijo. "No lo que quieres ver."

Treinta minutos después, el mundo se desintegró.

La dimetiltriptamina, el principio activo de la ayahuasca, es la única sustancia psicodélica que el cuerpo humano produce naturalmente. Está en tu cerebro ahora mismo, en cantidades traza. Algunos investigadores creen que se libera en grandes cantidades durante el nacimiento y la muerte, que químicamente hablando, nacer y morir se sienten exactamente igual. Que quizás todo lo que llamamos "vida" es solo el espacio entre dos experiencias de DMT.

Cuando la molécula inundó mi cerebro, no experimenté visiones celestiales o encuentros con entidades cósmicas. Experimenté algo mucho más aterrador: la verdad.

Vi cada vez que había elegido la imagen sobre la autenticidad. Vi la pornografía no como placer sino como anestesia, el onanismo como un intento desesperado de tocarme a mí mismo porque nadie más podía alcanzar al hombre detrás de la máscara. Vi mi generosidad como chantaje emocional, mi inteligencia como un muro, mi dolor como vanidad. Vi que había construido una persona entera a partir de reacciones, que "yo" era solo un contrato social sostenido por el miedo a la disolución.

Los budistas llaman a esto anatta: no-yo. No que no existas, sino que no existes de la manera que crees. Que la sensación de ser un sujeto sólido, continuo, separado, es una ilusión cognitiva, un truco de la conciencia tan convincente que pasamos vidas enteras sin cuestionarlo.

Durante cuatro horas, ese truco dejó de funcionar.

Vomité. Lloré. Grité en idiomas que no conozco. En algún momento, dejé de saber dónde terminaba mi cuerpo y dónde comenzaba el suelo. El curandero cantaba ícaros -canciones medicina- pero sonaban como si vinieran desde dentro de mi propio cráneo.

Entonces llegó el momento que no tengo palabras para describir.

El "yo" simplemente... cesó.

No me disocié. No me desmayé. La conciencia permaneció, más brillante y más vasta que nunca. Pero el punto de vista, la sensación de que había alguien experimentando la experiencia, se evaporó. Era como si toda mi vida hubiera estado mirando el mundo a través de un caleidoscopio, y de repente alguien había quitado el tubo y todo era solo luz, sin fragmentación, sin intermediario.

Los místicos cristianos lo llaman unión mística. Los sufíes: fana, aniquilación. Los budistas zen: kensho, ver la naturaleza verdadera. Pero todos están apuntando al mismo territorio inefable: el momento en que el mapa del yo se quema y descubres que nunca fuiste el cartógrafo. Siempre fuiste el territorio.

No sé cuánto duró. El tiempo había dejado de ser lineal. Pero eventualmente, como una marea, el ego regresó. Excepto que ahora sabía -no creía, sabía- que era una construcción. Útil, quizás necesaria para funcionar en el mundo, pero no más real que un personaje en una obra de teatro.

Los días que siguieron fueron un naufragio en cámara lenta.

La integración -el proceso de tejer la experiencia psicodélica de vuelta a la vida ordinaria- es donde la mayoría de las personas fallan. Tienes el destello, el kensho, y luego regresas al mundo que te exige ser alguien: un trabajador, un hijo, un ciudadano, una identidad. El ego no muere fácilmente. Se reagrupa. Negocia. Incluso trata de apropiarse de la experiencia: "Mira, tuve una experiencia espiritual. Ahora soy aún más especial."

Pero algo en mí estaba roto de una manera que no podía ser reparada. O quizás algo estaba reparado de una manera que no podía ser rota nuevamente.

Durante semanas, caminé en niebla. Perdí grandes franjas de memoria. Personas me contaban historias sobre "nuestro pasado" y sonaban como anécdotas sobre un extraño que compartía mi nombre. No era amnesia en el sentido clínico. Era más como si el pegamento que había sostenido la narrativa de "mi vida" se hubiera disuelto, y los eventos ahora flotaban libremente, sin dueño.

Los neurocientíficos que estudian experiencias místicas han descubierto que pueden causar lo que llaman "interrupción de la continuidad autobiográfica". El sentido de ser la misma persona que ayer, que hace diez años, se basa en redes cerebrales específicas. Cuando esas redes se interrumpen —por meditación profunda, por psicodélicos, por ciertos tipos de trauma— la historia del yo puede fragmentarse, reescribirse, o simplemente dejarse ir.

Entonces, un martes sin importancia, mientras preparaba café en mi cocina, me rendí.

No fue dramático. No hubo decisión consciente. Fue más como exhalar después de contener la respiración durante décadas. El esfuerzo de mantener la persona que había sido simplemente... se detuvo.

Aquí está la cosa extraña sobre la rendición: parece la muerte pero se siente como nacimiento.

Las conductas que habían definido mi existencia -la pornografía, el onanismo compulsivo, la búsqueda desesperada de validación externa- simplemente dejaron de interesarme. No por fuerza de voluntad o represión, sino de la misma manera que dejas de jugar con juguetes de niño. No porque los juguetes sean malos, sino porque has superado la etapa en la que proporcionan lo que necesitas.

Hice algo aún más extraño: comencé a inventar historias falsas sobre mí mismo. Le conté a amigos que había visitado prostíbulos, que había tenido problemas con el alcohol ... cosas que nunca sucedieron. Cuando me preguntaban por qué mentía, no podía explicarlo excepto diciendo que la perfección percibida se sentía como otra prisión. Que si la gente me veía como inmaculado, estaban viendo otro ego, solo que uno más pulido. Y yo quería ser visto como lo que realmente era: nadie en particular. Ordinario. Humano. Imperfectamente real.

Los budistas tienen un concepto llamado upaya, medios hábiles. A veces, para liberarte de una trampa, necesitas una trampa más grande. A veces, para matar al ego espiritual, necesitas profanar la imagen que otros tienen de ti. Incluso si eso significa mentir sobre quién eres para acercarte a no ser nadie.

Hoy, dos años después, vivo en la extraña tierra entre mundos.

Grandes secciones de mi pasado están ahora envueltas en bruma. Miro fotografías de "mí" en eventos que "asistí" y siento la distancia que se siente al mirar fotos de tus abuelos jóvenes. Reconocimiento sin identificación. La sensación de "eso sucedió", pero no "eso me sucedió a mí".

¿Es esto una pérdida? Los neurólogos podrían llamarlo disociación. Los psicólogos podrían preocuparse por fragmentación. Pero el camino budista no tiene como objetivo la preservación del yo. Tiene como objetivo ver a través del yo. Ver que el prisionero y el carcelero son la misma ficción. Que la puerta de la jaula siempre estuvo abierta porque nunca hubo jaula, solo el hábito de actuar como si la hubiera.

No recomiendo la ayahuasca. No recomiendo ningún camino particular. Los budistas tradicionales dirían que tomé un atajo peligroso, que el verdadero despertar viene de décadas de meditación disciplinada, no de una noche de química cerebral alterada. Y tienen razón, hasta cierto punto. El DMT puede romper el ego temporalmente, pero no te enseña cómo vivir sin él. Esa es la obra de toda una vida.

Pero tampoco me arrepiento. A veces necesitas que tu mundo explote para darte cuenta de que está hecho de escenografía. A veces necesitas morir para descubrir que la muerte es solo otra historia que el ego cuenta sobre lo que no puede controlar.

Esta mañana, preparé café nuevamente. Vi el vapor elevarse de la taza, sentí el calor atravesar la cerámica hacia mis palmas. Y por un momento, solo un momento, no había nadie allí para tener la experiencia. Solo la experiencia misma, autoconocida, sin observador. Luego el "yo" regresó, como siempre lo hace, porque esto es lo que hace la conciencia en forma humana: se olvida y se recuerda, una y otra vez, en un ritmo tan antiguo como respirar.

Pero ahora sé la diferencia. Sé que el yo es como las olas en el océano: real en su expresión momentánea, pero nunca separado del agua que lo compone. Y ese conocimiento, ese simple reconocimiento, cambia todo y nada.

Todavía pago las facturas. Todavía siento dolor. Todavía cometo errores. Pero ahora los errores no amenazan con destruirme, porque no hay un yo sólido que destruir. Solo patrones. Solo hábitos. Solo esta extraña, preciosa, ordinaria experiencia de ser temporalmente humano.

Los maestros zen dicen: "Antes de la iluminación, corta leña, carga agua. Después de la iluminación, corta leña, carga agua."

Todo sigue igual. Todo es completamente diferente. Y quizás esa paradoja es la única verdad que vale la pena conocer.

La taza se enfría en mis manos. La bebo de todos modos. Esto, también, es sagrado. Esto, también, desaparecerá.

Y yo, quien sea que sea yo, no podría estar más agradecido de presenciar su desvanecimiento.

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Cambios en Google Maps

Cambios en Google Maps

Quien tenga ojos y unas pocas neuronas puede ver y ser testigo de esto:

Así que el próximo cambio será este:

Secuestro de barcos en aguas internacionales.

Asesinatos en el Caribe

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Doble troleada en la portada de una revista sobre historia

Doble troleada en la portada de una revista sobre historia

La editorial Desperta Ferro, que está especializada en temas históricos, edita la revista "Arqueología e Historia" que dedica su número 63 a los vascones. La ilustración de la portada es una clara referencia a Dani Rovira y Clara Lago de la película "Ocho apellidos vascos", pero no es esta la principal troleada que aparece, ya que si observamos al hombre, podemos ver que lleva al cuello la Mano de Irulegui, una pieza arqueológica en que algunos investigadores han interpretado inscripciones vascónicas. Pues bien, en la ilustración se puede ver que se ha puesto la palabra "ESPAÑA".

Esto ha sentado fatal a la editorial que ha decidido quitar de la circulación ese número de la revista.

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Empatía, segunda parte

(basado en hechos reales)

ROUND 1

Estoy en la entrada de un Hospital Público, en el exterior. La puerta principal tiene, delante, una gran parte cubierta, con columnas que la sostienen. Estoy esperando a que salga un familiar al que están interviniendo, así que hago tiempo repasando los mensajes en el móvil.

La barandilla en la que estoy apoyado, de pie, tiene un enorme cartel de "Prohibido fumar" pero, justo detrás de la barandilla, justo detrás del cartel, hay un jardincillo llenísimo de colillas. Se me acerca una señora fumando, mirando y señalando el acúmulo de colillas:

-Qué sucio, ¿no? Podrían poner unos ceniceros, o algo…

-Señora, en un hospital no se puede fumar.

-Pero no estoy en el hospital, estoy fuera.

-Señora, no se puede fumar ni dentro ni fuera, ni en las cercanías de un hospital.

-Pero aquí corre el aire y no molesto a nadie.

-SEÑORA, es que da igual que no moleste a nadie, algo que no es cierto, porque me está molestando a mí, es que ESTÁ INDICADO EN TODOS LADOS- y aprovecho para señalarle no sólo el cartel de "Prohibido fumar" al lado del cual está fumando, sino que le señalo TODOS los que hay en el resto de barandillas, columnas, paredes… diría que unos 20-25 en total, todos de un tamaño respetable y bien visibles. Y continúo: -SEÑORA, no sólo eso: es que lo prohíbe la ley.

-Ay, hijo, como te pones…

-¿Yo, ponerme? Le he contestado porque me ha hecho gracia que pida que se pongan ceniceros en un sitio en el que está PROHIBIDO fumar, además de estar muy bien indicada la prohibición, nada más.

-Si fumaras no dirías eso…-, me espeta.

Medio enfadada, se ha ido hacia el interior del hospital, no sin tirar antes su colilla en el montón de colillas en el jardincillo… 

ROUND 2

Poco después, estando exactamente en el mismo sitio, aparece una mujer con su hijo adolescente y se sienta en la acera junto a mí, tan cerca que no me toca por un par de centímetros, invadiendo mi espacio personal: le ha gustado la columna en la que estaba apoyado y se ha sentado usándola de respaldo, aun habiendo otras desocupadas y aunque casi me tocara.

Como no podía ser de otra manera, ambos se encienden un piti. Mira, yo ya paso, no tengo ganas de más jarana, así que doy un par de pasos hacia el otro lado y me separo un poco.

Lo bueno ha venido cuando se han puesto a mirar cosas en el móvil con el altavoz a tope: videos de TikTok y música la una, e Instagram el otro. Madre del amor hermoso…

Y lo mejor, que viene después de lo bueno, es cuando a la mujer le han llamado por teléfono y se ha puesto a contestar a voz en grito. Es entonces cuando me he acordado de una cancioncita que me recomendó un amigo informático para situaciones como éstas:

Así que la he puesto a todo volumen, porque cada uno escucha lo que le sale de las gónadas y al volumen que le sale de las gónadas, ¿verdad?, y yo escucho esto porque me apetece ahora mismo.

Por lo que sea, la mujer se ha levantado y se ha ido a acabar su conversación a gritos a otra parte, echándome "miraditas" (con lo buena gente que yo soy…), instante en el que a mí ha dejado de apetecerme escuchar esa canción, y he seguido con lo de los mensajes.

ROUND 3

No ha habido "round 3". Podría haber ido, una por una, a pedir a las 10 o 15 personas que había allí, a 5 metros de la entrada principal del Hospital, fumando, que dejaran de hacerlo, que era incívico, que era ilegal, pero, lo más seguro, es que me hubieran contestado de malas maneras, diciéndome que me metiera en mis asuntos…

O podría haber llamado a la policía municipal para que vinieran, pero los hubieran visto llegar de lejos (el acceso es elevado), así que no hubiera servido para nada.

Tampoco estaba allí el guardia de seguridad que debería estar allí (la insignia de la empresa estaba, pero el vigilante no, no lo vi en unas tres horas que estuve allí), que es el que debería cuidarse, a falta de otro personal, el que se preocupara de eso.

Pero lo que de verdad me preocupa es la falta de civismo, de empatía, de algunos: ¿de verdad hay que amenazarte con una multa para que no fumes cerca de un hospital? ¿Tan PERRO eres que no eres siquiera capaz de alejarte un poco para fumar, que tienes que hacer debajo de la señal que te pide que no lo hagas allí, justo DELANTE de la entrada?

Había en la puerta cuatro o cinco pacientes, acompañados de familiares, que habían salido, aprovechando el buen tiempo y el solecito, a tomar el aire, sentados en los bancos de la entrada. Otros pacientes, dados de alta, esperaban en los bancos ser recogidos en coche por sus familias. ¿Ni siquiera eso puedes respetar, a gente enferma que tiene que tragarse tu humo porque tú lo vales, porque te importa todo una mierda, porque primero tú y a los demás que les den por culo?

Y decía el gilipollas de Kirk, que Satán tenga en su olla, que no le gustaba la palabra empatía… 

(; ⌣̀_⌣́)

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Who dis nigger up on dat nag?

Who dis nigger up on dat nag?

A buen seguro, muchos recordamos aquella célebre escena de Samuel L. Jackson en Django Unchained. Al ver al esclavo liberado, se pregunta quién es ese negro a caballo. Su ira aumenta a medida que el señor Candie, amo de la plantación, le da instrucciones para que lo trate con un mínimo de dignidad, como si fuera un blanco, es decir, una persona.

Estos días he vuelto a pensar en esa escena al observar las reacciones de muchos de nuestros congéneres ante la flotilla de Gaza.

Vivimos en una sociedad opulenta si la miramos con perspectiva histórica. A pesar de la precariedad laboral, la falta de perspectivas o las dificultades de acceso a la vivienda, tenemos pocas probabilidades de morir de hambre o de una enfermedad infecciosa común. Eso, que para nuestros antepasados habría sido un milagro, nos coloca entre los privilegiados. Precisamente por ello podemos conceder más valor a bienes inmateriales —la calidad humana, la dignidad—, y quizá por eso ahora nos irritan más quienes los poseen.

Tal vez sea esa la razón por la cual la existencia de la flotilla de Gaza resulte una afrenta para muchos. Habría que ser muy ingenuo para no advertir que vivimos en una plantación virtual: nosotros, los que trabajamos para vivir, los que pedimos permiso para existir, estamos claramente separados de las personas auténticas, nuestros amos, quienes deciden cómo ha de funcionar la plantación y qué hemos de pensar.

Las cosas no siempre son amables. Si el señor Candie decide despedazar con perros a uno de nosotros, el sentido común parece dictar que lo más prudente es mirar hacia otro lado. Hoy le toca a Gaza; mañana, ya veremos. Unos deciden y los demás obedecemos.

Algunos, incluso, asumen el papel moral de Stephen —el negro negrero interpretado por Jackson—, indignados porque algunos de sus iguales se creen con derecho a intervenir en el curso de la historia. Aunque sea de una forma tan inofensiva para el sistema-plantación como boicotear una competición ciclista o enviar unos veleros hacia Gaza para ser televisados mientras sus tripulantes son humillados.

“¿Quién se cree este negro, que va a caballo como un blanco? ¿Piensa que con ese gesto va a cambiar algo? ¿No conoce su lugar? La gente como él es un peligro, mi verdadero enemigo. He de hacer entrar en razón a Monsieur Candie, que está siendo demasiado blando. Tal vez no conozca a mi gente tan bien como yo.”

Quizá por eso nuestro compañero IanCutris estaba tan acertado en su artículo, y quienes comparten latigazos conmigo me obsequian con estos memes.

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