El historiador polaco Grzegorz Rossolinski-Liebe, sitúa el movimiento de Bandera entre los fascismos más violentos y racistas de la Europa de los años treinta y cuarenta. Rossolinski-Liebe presenta el principal éxito de Bandera como el “haber llegado a ser el líder de un movimiento que intentó establecer un Estado autoritario de tipo fascista, limpiando por el camino hacia ese Estado a los enemigos étnicos y oponentes políticos, incluidos judíos, polacos, rusos, soviéticos, así como ucranianos comunistas, izquierdistas y conservadores.