Una gasolinera de bajo coste situada en Alaquàs, Valencia, se encuentra en el centro de la polémica tras haber suministrado, presuntamente, gasolina adulterada con agua a más de un centenar de conductores. Los surtidores no servían combustible puro, sino una mezcla en la que, en algunos casos, apenas un tercio era gasolina y el resto agua, lo que ha provocado graves daños en los motores de los vehículos. Al principio, los conductores no notaron la irregularidad, pero después de repostar, muchos coches se detenían a escasos metros de la estación