Keynes contra Schacht. ¿Qué sucede al abaratar el despido?

En vez de atender a los economistas modernos, vamos a darnos una vuelta hoy por un antiguo debate, aunque las circunstancias posteriores hicieron que uno de ellos abandonara el ring por razones ajenas a sus postulados. O no tan ajenas. Pero esa es otra historia.

Keynes afirmaba que la liberalización del mercado de trabajo y el abaratamiento del despido generaría siempre más riqueza y más empleo. Cuando el patrón sabe que puede desprenderse en cualquier momento de los trabajadores sobrantes, no es reacio a contratar más cuando lo necesita. Esto hace que exista, en cualquier momento, un porcentaje superior de gente trabajando, que es gente recibiendo un salario y gente consumiendo, lo cual hace crecer la demanda, la economía y la producción, generando un círculo virtuoso de prosperidad para todos. O Dicho de otro modo: si el despido es costoso, aunque necesites nueve te arreglas con ocho, y ese tipo que se queda en la calle no está cobrando un salario. Eso, multiplicado por millares de empresas, puede aumentar el desempleo hasta un tres o un cuatro por ciento, lo que podría evitarse con la liberalización del factor trabajo, que sería beneficiosa para todos.

Schacht no negaba la realidad de ese mecanismo, pero introducía un matiz: si el despido se facilita, los trabajadores se sentirán inseguros, lo que los retraerá de consumir, especialmente bienes de valor alto, porque preferirán ahorrar una parte mayor de su renta. Y no sólo se retraerá un tres o un cuatro por ciento de los trabajadores, sino que todos estarán inseguros y todos se echarán para atrás por ese factor miedo. Así, el abaratamiento del despido producirá más miedo, menos demanda, menos consumo y por tanto, recesión, desempleo, menos producción y países que a medio plazo se van al carajo en una espiral de reducción de su economía.

El combate continúa. Sus apuestas, señores