La izquierda no gana las elecciones porque el sistema lo impide

Vamos a hablar de una vez por todas de los motivos reales por los que la izquierda no gana las elecciones, usando hechos factuales metaempíricos y no análisis sociológicos de salon, cerveza y pincho de callos.

*Eructo

La izquierda no gana las elecciones porque el sistema lo impide. Punto. La sociedad ha evolucionado de tal forma que la visión de ciertos teóricos y filósofos ha sido la predominante usada por las élites para diseñar un sistema socio-cultural que les beneficiase a ellos. ¿Por qué esas ansias de incorporar las teorías darwinianas hasta en la sopa? Porque vieron la posibilidad de situarse en la cima de la pirámide evolutiva transformando los procesos evolutivos naturales mediante la biología a un modelo en el que el capital es el que manda.

Mirad quiénes son los que más se reproducen en las sociedades occidentales: políticos, banqueros, ultra-religiosos... y cómo se las apañan para colocar a su progenie en los altos escalafones de la sociedad y mantener el sistema.

Observad cómo a los pobres mortales nos cuesta incluso tener un sólo hijo: conciliación laboral escasa, permisos de paternidad irrisorios, impuestos gordos a todos los artículos para niños (higiene, educación, entretenimiento). ¿Por qué los llevan a escuelas privadas en vez de a públicas? Porque las públicas sólo educan para ser hormiguitas trabajadoras o drogadictos. La Casta ha copado el poder y sólo se le puede echar de él mediante una auténtica revolución.

Pero no de Twitter, sino de pedradas y guillotinas

¿Dónde coño está la tabulación? Bueno, a lo que iba. Además de eso hay que sumar todas las microagresiones a la integridad intelectual de la población, en forma de propaganda, medicamentos, consumismo y sexo. Éste sistema, que podríamos denominar cisheteropatriarcal de 5ª generación, consiguie rebajar el coeficiente intelectual de la población al de una babosa después de un ictus.

Lo primero que hacen, al poco de nacer, zas, te cascan unas cuantas vacunas que está semi-demostrado científicamente que causan idiotez supina. O, al menos, sirven para detectar sujetos flojos de mente. Porque, ¿quién en su sano juicio va a que un tío con una bata le pinche? Métete la aguja por donde te quepa; si quieres darme una vacuna, que sea en forma de chupito, con sal y limón.

Lo otro son las transmisiones de radio. Antes de su existencia, eran las heces y la inmundicia en los pueblos del populacho lo que causaba esa ausencia de ambición y mejora intrapersonal, algo normal si tenemos en cuenta que fueras a donde fueras, todo olía a mierda. Ahora, son las radiofrecuencias las que alteran la masa molecular del cerebro, impidiendo una sinapsis neuronal completa. Lo hacen con los móviles, la WiFi, pero sobre todo con Los 40 Principales y Cadena Dial.

Tampoco puedes decir "ea, fuera móviles e internet". Viendo lo que podía suceder, que algunos se resistiesen a formar parte del sistema, las élites ofrecieron un invento maléfico llamado "red de suministro público de agua", en la que echan todo tipo de productos (desde flúor hasta metanfetaminas) para volver loca a la población. Es indignante que, en pleno Siglo XXI, la bebida más segura sea el refresco de cola sin azúcar y sin cafeína del Lidl.

Tampoco puedes beber agua del campo porque está contaminada por los chemtrails

Ante este panorama, hay gente que no se da por vencida, que se niega a reconocer que es medio subnormal y trata de engañarse a sí misma intentando sacarse un título universitario en ciencias sociales o políticas. Ésa es la gente de izquierdas, y los reconocerás mejor porque estudian para sacarse la carrera en vez de comprarla como hace la gente de derechas.

El resultado es que a estos personajillos se les sube el ego a la cabeza y te pretenden después gobernar el país, montando partídos políticos y presentándose a las elecciones y todo. Para colmo, la forma de conseguir que les votes es haciendo que te sientas más tonto que ellos. "Mira, yo tengo una carrera, y tú el graduado escolar como mucho. Tronco, eres lumpen, y además eres un machista, un racista y un fascista. Y tu padre un viejo senil semi-analfabeto. Y tus primos del pueblo unos catetos incultos". Con dos cojones, haciendo amigos. La derecha, por otra parte, te roba y se caga en tus derechos, pero al menos no mina tu autoestima. Si vas a la discoteca a intentar ligar con una chavala y hay dos tipos, uno que se las lleva a todas de calle sin que se haya dado cuenta de que estás allí, y otro que se pone a tu lado diciéndote "eres feo, bajito y hueles a ambientador del Mercadona", ¿quién es más probable que se lleve una hostia? Pues eso.

Ni separar las piernas para que el escroto respire te dejan ya

Y es que, al final, todas las estructuras que forman parte del sistema, o pretenden formarlo, intentan engañarte, que te sientas idiota. Esos que dicen que aterrizamos en la luna, o que el 11-S no lo organizaron los judíos, o que esa momia insulsa que se hace llamar Paul McCartney es el original. Hay gente que no puede aguantar esa presión del sistema e intenta alienarse. Unos lo hacen con el alcohol, otros con el reguetón y otros con las drogas. Si hasta los Guardias Civiles, que forman parte de ese sistema, no pueden más, y a algunos les han pillado con cientos de kilos de costo encima.

Con esa vagueza y esa sensación de impotencia, a la población lo que le queda es, puesto que no hay energías para hacer daño, esperar a que a alguien le vaya peor que a tí y reírse en su cara. Y los medios lo saben. Coges el periódico local, y la mitad de las noticias son gente que va a ir al talego, o accidentes de tráfico, o muertes por motivos variopintos. Si el bochorno es nacional, mucho mejor: alguien a quien le hayan puesto los cuernos, o que su hijo no quiera ver ni en pintura, o que se haya enganchado a la cocaína, son motivos de programas especiales en la televisión. Y si no hay nadie de quien regodearse de su desgracia, siempre podemos coger un bicho y maltratarlo en una plaza pública. El círculo perfecto.

Y esto la derecha lo sabe, y te lo permite. ¿La izquierda? Para ellos, si te gusta ver una película de superhéroes dando mamporros a villanos capullos ya eres un neanderthal; lo que no sea cine afgano en versión original de una niña con polio que lucha para que no le salgan gorgojos a la harina ya huele a incultura. Los toros prohibirlos, por supuesto. Nada, nada, quédate en casita leyendo a Engels. Una vez más, haciendo amigos.

¿La solución? Matar el relativismo cultural

Al carajo con él y el posmodernismo. Una teoría que dice que un morito zumbado que haya atropellado a veinte turistas "podría tener sus motivos" pero que yo soy peor que Hitler por fumar en el ascensor no merece cabida en una sociedad dispuesta a rebelarse. "Es que con gestos pequeños se puede cambiar el mundo". Y una leche. A nadie le ha hecho más feliz que mujeres y hombres puedan usar ahora el mismo retrete en un bar. Miremos a Estados Unidos. Una negra dice que pasa de sentarse en la parte trasera del autobús. ¿Qué ha cambiado en 50 años? ¿Sentarse en el asiento trasero de un coche de policía? Y eso si no lo han frito a balazos antes de que dijera su nombre.

"Acabemos con el bullying". Y ese niño rechoncho que hubiera adelgazado por las burlas recibidas se transforma en una ballena terrestre cumplidos los 18 y la palma a los 40 de un infarto masivo. "Aborto libre y gratuíto". Pues nada, cero natalidad, y traer gente del tercer mundo a la que la palabra sindicato les suena a plaga bíblica.

Opción dos: abrazar el marxismo cultural con todas las fuerzas

Tú no tienes historia. Tus tradiciones son una mierda. No tienes derecho a vivir donde vives. Tu condición biológica no significa nada, pues es todo un constructo de la sociedad. Tus convicciones personales, a la basura junto con tu identidad personal. Puede que al principio se lleve por delante a cientos de millones de personas por suicidios en masa, pero oye, ya de paso solucionamos el problema de la superpoblación mundial. A la hoguera con el Nuevo Orden Mundial, el Bilderberg, los Illuminati y los Reptilianos. Alcancaríamos una conciencia universal superior. Las pirámides de Egipto se revelarían como naves espaciales y por fin las civilizaciones extraplanetarias nos considerarían una especie avanzada y se pondrían en contacto con nosotros. Viajaríamos en el tiempo y nos cargaríamos a Mahoma, a Cristobal Colón y al inventor del arte abstracto. Compartiríamos existencia con los dinosauros y los vulcanianos. No se habría inventado ni el SIDA ni la Cruzcampo. Y Orwell tendría que conformarse con escribir cuentos infantiles en formato audio-holograma para fetos superdotados. Por una maldita vez, el mundo perfecto.