... porque las recapitulaciones suelen revelar aspectos útiles al entendimiento. Empecemos:
A alguien a quien en realidad no podemos culpar de nada porque, por aquel entonces, probablemente no podía ni imaginarse lo que estaba empezando, le dio por crear alguna comunidad en redes sociales de índole sexual-pornográfico. En principio, nada raro, porque en Internet había millones de sitios y comunidades pornográficas. Pero esta comunidad traía una "pequeña" novedad: como si de un simple intento de crear una moda se tratase, en esta comunidad se introducía y presentaba, sin tapujos y de manera fashionable, la sumisión y degradación femenina como una parte más del juego sexual, una parte normal, incluso imprescindible. El sexo, en cierto modo, consistía en la humillación y sumisión de la mujer al hombre superior u hombre "alfa". Maltratar a la mujer era un juego divertido, pero solo al alcance de los orgasmos del 1% alfa. La mujer era hipérgama y buscaba a alfa porque su inferioridad así lo necesitaba y le hacía preferirlo, y es esta inferioridad la que le hacía a ella ofrecer su sumisión, humillación y degradación a alfa, porque la mujer no era capaz de esforzarse en tareas más complejas. Su cuerpo y su dignidad eran lo único que la mujer, realmente, podía ofrecer, y por eso solo lo ofrecía al mejor varón.
Además, para más inri, este creador de contenido presentaba a las mujeres como feministas, es decir, mujeres que cuando no estaban con alfa, sino que trataban con hombres inferiores, se presentaban como feministas reivindicativas, fuertes e independientes. El feminismo no era una guerra contra los hombres, era una guerra contra los hombres feos, es decir, contra el 99% de los hombres.
Lo cierto es que en esta época, la misoginia empezó a cobrar cierta popularidad por internet, como algo de hecho divertido y lucido inocentemente por mujeres, como parte de la moda. Se empezó a hablar por simple moda de "antifeminismo". Sí: el antifeminismo empezó siendo una moda. O, dicho más exactamente, era la primera vez que el antifeminismo se convertía en una moda.
Este creador de contenido probablemente solo pretendía utilizar la libertad creativa para formar una especie de figura o esquema en torno al sexo que, por una parte, pretendía simplemente entretener, y que por otra parte quizá pudiera también suscitar algunas reflexiones, pero desde luego algo así jamás habría de cobrar una importancia hasta tal nivel como para tener algún impacto sociológico mínimamente considerable, y solo desde esta informalidad se podía permitir su creación. Sin embargo, esta creación, sin él saberlo, era una Caja de Pandora.
En efecto, esta creación tocó algunas teclas inesperadas. Negarla, era negar que las mujeres fuesen hipérgamas y prefiriesen a alfa; si las mujeres realmente no eran inferiores, entonces deberían ser hipógamas, y preferir a los hombres feos. Así que la mujer siempre salía perdiendo: si elegía a alfa, pagaba con el precio de tener que someterse y humillarse; si renunciaba a someterse y humillarse, pagaba con el precio de tener que elegir a un beta.
Empezaron a surgir otras comunidades en Internet en torno a esta nueva creación de la "Dominación Masculina" ("Maledom"), como la comunidad de Reddit llamada "The Red Pill", donde nació el primer "wokismo" o "despertar" de quienes, tras tomarse la "píldora roja", despertaban de la "matrix" del feminismo, apreciando la cruda y dura realidad de la hipergamia femenina, debida a la inferioridad femenina. Las reflexiones y discursos en torno a esta temática fueron proliferando, refinándose y perfeccionándose. Y se creaban consignas propagandísticas: Alpha fucks, beta bucks.
Pero "The Red Pill" no era la única: otras comunidades surgieron también en torno a esta temática, como los "Incels" o los "Men Gone Their Own Way".
Aquel creador inicial no podía siquiera sospechar que aquellas "reflexiones intrascendentes" que pretendía suscitar acabarían saltando incluso a artículos periodísticos y estudios científicos. Fue entonces cuando empezaron a salir los "intelectuales" de esta materia: Los Jordan Peterson et al.
La primera manifestación sociológica, mínimamente considerable, de que algo se estaba fraguando a partir de aquella creación inicial, era la "anger phase". Un cabreo y un odio monumental estaba propagándose y gestándose por el mundo. Aquel antifeminismo embrionario iba cogiendo forma fetal. El "Stay angry" se lucía en pancartas.
Reflejo de cómo al principio la misoginia y el antifeminismo se los permitía la sociedad con la perspectiva de que serían solo un simple jugueteo de moda que no podría tener ningún impacto serio, se publicó y popularizó la novela "Cincuenta sombras de Grey", escrita por una mujer.
Las barbas, los gimnasios y los tatuajes se pusieron de moda.
Surgieron las "tradwives", al principio como un simple "movimiento-juego-broma" sin trascendencia.
Sin embargo, las mujeres empezaron a darse cuenta de que la cosa se estaba desmadrando, volviéndose seria y real, y de que estaban jugando con fuego. En un primer momento, intentaron apagar ese fuego con movimientos como el "dad bod", que no durarían ni dos semanas.
Pero era demasiado tarde ya. Aquella primera y humilde creación sexual sin aspiraciones serias, era ya una bola del tamaño de la montaña Everest. En 2016, en EEUU, un idiota, Donald Trump, fue preferido para la presidencia del país a una mujer, Hillary Clinton. Lo que ocurrió en las elecciones de EEUU de 2016 no fue una victoria de Donald Trump, fue una derrota o no-elección de Hillary Clinton. En aquellas elecciones, pues, no hubo un ganador, hubo un perdedor (una perdedora). Trump fue simplemente un idiota que tuvo la suerte de estar pasando por el lugar adecuado en el momento adecuado, y la vorágine sociológica le succionó hacia el poder.
Ante la no-elección de Hillary, las mujeres estadounidenses hacen su primera gran manifestación general en muchos años de historia estadounidense. En esta primera manifestación nacieron dos cosas: la cuarta ola de feminismo, y el 8-M. Esta primera manifestación fue ya repetida año tras año, al menos mientras USA siguiera bajo el gobierno de un idiota por habérsele preferido a una mujer.
Pero la Caja de Pandora ya estaba abierta, y de ella empezaron a salir males terribles.
Por una parte, una ola de violencia, maltrato, desprecio y asesinatos hacia las mujeres empieza a ver la luz, como una pesadilla que se ha vuelto realidad. El concepto de "violencia de género" empieza a cobrar un nuevo protagonismo en el ámbito público, a todos los niveles, incluyendo el jurídico.
Por otra parte, las teorías del "hombre macho y alfa" van expandiéndose, infantil e infantiloidemente, y ramificándose hacia ámbitos de signo claramente conservador que tradicionalmente han sido territorio de la ultraderecha. La ultraderecha se da cuenta de la oportunidad, y empieza a pujar para florecer. Da igual si Trump no llegó al poder por sus capacidades, sino por el odio generalizado a Hillary. Había que aprovechar que la ultraderecha por fin empezaba a sacar otra vez la cabeza al espacio político.
El alcance de esta tendencia que incluía el antifeminismo original y también otros conceptos conservadores posteriores añadidos por la ultraderecha fue tal, que se infiltró incluso en el ámbito ideológico de la izquierda, donde también el discurso antifeminista se normalizó, junto con otros muchos aspectos del discurso ultraderechista, como la xenofobia o la aporofobia.
Es en este contexto como surgieron contramovimientos, que eran referidos y ridiculizados por la ultraderecha (tanto la ultraderecha real como la infiltrada en la izquierda) con términos peyorativos, como la "corrección política", la "cultura de la cancelación", el "buenismo", el "ofendiditismo", los "social justice warriors" o el "wokismo".
La ultraderecha, que cuenta con el respaldo más poderoso que puede tener, el del capitalismo, una vez suficientemente fortalecida, termina emancipándose ya de las creaciones artísticas que constituyeron su Caballo de Troya y su renacer (el antifeminismo, el Maledom, etc), y prosigue su camino ya de manera autónoma, intentando aumentar su cuota de poder a base de convencer votos con su propaganda y sus postulados y reivindicaciones conservadores tradicionales.
En suma, lo que empezó con alguien intentando informalmente y sin aspiraciones echar algo de intelectualidad a la cuestión sexual, ha terminado con miles de mujeres asesinadas, con el odio popularizado al feminismo, y con la ultraderecha y sus principios en el poder.
Pero quizá quepa sacar otra conclusión interesante más: no fueron las técnicas psicológicas de marketing, propagandísticas o de masas las que por sí mismas popularizaron e hicieron prosperar aquella aparentemente insignificante creación artística inicial. Fue más bien el hecho de que se la supo equipar de una determinada estructura racional y lógica lo que hizo que los posteriores militantes se vieran unidos, no por un mero compromiso personal de unión o cooperación, sino por una coincidencia o convergencia de ideas o razones que se consideraron atractivas y aceptables.