Dice Drago Jancar que en Centroeuropa las muchachas son tristes, y no porque sean pobres o vivan abandonadas, sino porque gustan a todos cuando son tristes.
Otro tanto nos pasa aquí con la vida pública, que es cutre no por pobreza o abandono, sino porque se sabe que a los electores les gustan los argumentos cutres, y votan al chikilicuatre, y dan su apoyo al candidato más cutre que encuentran si no hallan en el catálogo algo que se ajuste exacta y perfectamente a su ideal imposible.
Lo mencionaba hace poco un amigo en este terrible artículo que pasó un poco de largo por aquí, y tenía toda la razón: cualquier propagandista sabe que no es rentable invertir el presupuesto de una campaña en dirigirse a la gente informada, porque en democracia basta el 51% de los votos y para eso sólo ha que conseguir convencer a los que estén por debajo de la inteligencia media (sea esta la que sea) y una parte de los que pasan de todo y van con la mayoría.
O quizás os guste más el ejemplo de Goebbels: "En Hamburgo nos apoya un 10%, y a los comunistas los apoya un 10%. Estamos más o menos empatados. El 80% restante no quiere revolución, ni de un tipo ni de otro. ¿A quién terminará apoyando ese 80%? Os lo digo: al que más miedo dé."
Y así es como los que se informan y los que prefieren la sensatez se van poco a poco al carajo, con banda de música y mucha dignidad eso sí, mientras las ideas más cutres, más simplonas y más cortoplacistas se expanden irremediablemente en un mundo sin voluntad y sin tiempo para pensar nada.
Porque pensar es de malvados, no lo olvidéis. Lo hemos aprendido en el cine: quien trama un plan es el malo; el bueno simplemente actúa por impulso.
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Banda sonora para combatir el cutrerío:
www.meneame.net/m/Temazos/oscar-benton-bensonhurst-blues-1973-2011
Y no por la canción, sino por cómo mantiene el tipo un paisano que fue famoso 40 años antes.