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Según el investigador, que elabora estudios para ver el impacto distributivo de políticas medioambientales, «en las grandes zonas urbanas, las clases obreras principalmente se mueven en transporte público, no en coche», por lo que no se verían especialmente afectadas por un incremento en el precio del diésel. En cambio, el impuesto sí afectaría más a la clase media y media-alta, a quien atribuye un mayor uso de este tipo de vehículos.