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¡Se murió el escribidor de derecha, el amanuense del Ibex 35, el notario de la novela! ¡Al fin! ¿Y qué quieren que les diga? No se le va a extrañar. Se fue como vivió: con el gesto torcido, la prosa enfática y la moral en ruinas. Murió el burócrata de la prosa, el registrador de la novela, el papagayo que confundió a Flaubert con Milton Friedman. Murió y no se nos quebró la voz, ni un nudo en la garganta, ni una lágrima, ni un suspiro. Nada. Y murió como vivió: hablando solo, creyéndose más lúcido que todos, más europeo que los europeos.
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etiquetas: mario vargas llosa 
Pero para hablar mal de él este juntaletras (que no conoce nadie) debería ser digno de lustrarle las botas. Y difícil va a ser, porque huele a pachamamo de patria gorda y mente prieta.
Que mala es la envidia, colega.
¿Que es uno de los mejores autores en castellano del siglo XX con varios libros excepcionales? También.
Vargas Llosa se echó a perder? Sin duda. Pero conozco a gente muy, pero que muy capaz que también se vino abajo con la edad y la enfermedad, así que hasta empatizo con este señor que tuvo su momento verde, tal vez el único en su vida, al final, perdiendo dignidad.
En fin, el autor este, ni sé quién es, ni falta que hace, desearía escribir un párrafo de la ciudad y los perros, solaria con una linea de la fiesta del chivo.
Vargas Llosa será lo que sea, pero de escribir sabía un rato, eso no podrá negárselo nunca un mequetrefe que, ya lo vemos, corre detrás de un cadáver a ver si le cae un like.
No sé quién es peor.
Y mucho menos un mindundi.
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