Las llamadas telefónicas comerciales no sólo continuaron tras la reforma de la ley que pretendía limitarlas, dichas llamadas spam terminaron aumentando. Y no es sólo percepción mía, se trata de una realidad demostrada. Incluso pese a estar registrado en la lista Robinson, una herramienta que, se supone debe limitar las comunicaciones comerciales. El problema es que deja demasiados resquicios para que se cuelen los teleoperadores.
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