A ver quién es el primero que dice que eso de respetar normas de sanidad y salud pública va contra su religión y le ofende profundamente, y que como consecuencia de esa ofensa, hay que cambiarlas, en lugar de simplemente marcharse (o volver) a un país más acorde con sus ideas.
Mientras tanto, los cerebros fugándose precisamente para ir a países más acordes con sus ideas, donde se valore la investigación, la ciencia, la tecnología, y los años que han pasado estudiando.
Vaya destrozo múltiple que ha hecho...