(viene de #11) También omite que todos los presos trabajaban fuera del campo, y a diario los llevaban caminando durante kilómetros hasta los campos de trabajo cercanos, sobre todo fabricando ladrillo, pasando por delante de las casas del pueblo a diario (al llegar entras por una calle flanqueada por preciosas casas alemanas donde antaño vivían los oficiales del campo).
Otra cosa curiosa de este campo era la forma de ejecutar a los prisioneros, fusilaban, sí, pero no era la forma más habitual. Tenían un sistema montado en el que un soldado ponía al preso atado contra una pared, y otro, desde otra habitación, accionaba un mecanismo con una cuerda que disparaba un arma que apuntaba a la cabeza del preso a través de un pequeño agujero. El soldado que colocaba al preso no apretaba el gatillo, y el que disparaba ni siquiera veía al preso. Lo inventaron para evitar los suicidos de soldados que se veían obligados a ejecutar mediante tiros en la cabeza a prisioneros, muchas veces mujeres y niños. De este modo aliviaban la culpa y transformaban el sistema para convertirlo en algo mecánico.
Luego se dieron cuenta de que su principal problema no era el ritmo al que eran capaces de matar prisioneros, que podría ser rapídisimo, vieron que el ritmo real de ejecuciones lo marcaba la velocidad a la que se podían deshacer de los cuerpos, y es por eso que ampliaron los hornos crematorios.
Éste no era un campo de exterminio como tal, pero sí se exterminó a muchísimos prisioneros, no todos murieron por las duras condiciones del campo (ni mucho menos).
Si váis a Berlin para mí es visita obligada.
#7 ya lo hicieron, en ese campo sin ir más lejos, hay un barracón quemado por ellos, diciendo que eso fue construido a posteriori para criticar el 3er Reich, ése es el nivel. El artículo se deja atrás cosas muy interesantes del campo, como los "caminadores" presos a los que vestían como los militares de campaña, con 30 kilos de equipo, y los ponían a caminar diez horas al día dando vueltas en círculo dentro del campo. Tan solo para comprobar el desgaste de las botas y del resto del equipo, para luego enmedar esos errores en el material que enviaban al frente. O también que había un prostíbulo (de los pocos campos que lo tenían), en el que los presos con buen comportamiento podían mantener relaciones con una de las presas que había en el prostíbulo y cuyo único papel era ser violadas día tras día. O sea que sí, había algo peor que ser un preso en un campo de concentración alemán, ser una mujer de un prostíbulo de uno. Terrorífico.