Ah, las cláusulas de confidencialidad, esa maravillosa herramienta que tienen las empresas para hacer a sus empleados saltarse la ley y no poder denunciarlo.
Datos que luego regurgitará la IA en forma de slop que se irá superponiendo sobre la realidad, hasta crear una hiper-realidad que lo consuma y sustituya todo "lo que fue". La próxima generación no podrá fiarse de la historia reciente.
1984 es ahora.