Me parece que Borrell esta perdiendo lucidez... como hostias se le ocurre tildar gratuitamente a un pais de "viejo enemigo" siendo el puto ministro de exteriores... aunque sea verdad, pero no son formas... la diplomacia es el arte de decir si cuando se quiere decir si y decir quizas cuando se quiere decir no. Le vi en una entrevista en onda cero y me parecio bastante divagante para lo conciso y ordenado que suele ser su discurso y siempre me ha caido bien y le respeto mucho.
Todos los paises hemos sido enemigos en algun momento, pero es estupido y de una falta de tacto palmaria hacer ese tipo de referencias... bueno de hecho Rusia jamas ha sido enemigo de España, nunca hemos tenido una guerra entre nosotros.
"nuestro viejo enemigo, Rusia, vuelve a decir aquí estoy yo, y vuelve a ser una amenaza, y China aparece como un rival. Eso es lo que hace más urgente y más necesario que los europeos unan sus fuerzas. Ahora tenemos que aprender a trabajar con una lógica de potencia, porque vivimos en un mundo de potencias".
Portada
mis comunidades
otras secciones
#1 Yo creo que es algo entre el miedo y la envidia. Naces en una familia conservadora, tus padres te quieren y son tus héroes, y les oyes decir que los judíos esto o que los gays aquello... Aún eres pequeño y no sabes bien a qué se refieren, pero en llegando a la preadolescencia, vas viendo que en las películas, las series y los cuentos, la princesa siempre se enamora del príncipe; nunca hay un príncipe que se enamore de su escudero, o una princesa de su mejor amiga. Tus amigos dicen que tal actriz está bueníma, o que tal modelo tiene un polvo, pero nunca dicen nada de ningún actor, y ahí empiezas a sospechar que tus gustos son un poco raros... y es mejor que te los calles, no te pase como a aquél otro compañero, que vino a clase con un jersey que llevaba un gatito bordado, que le pegaron y le llamaron "marica". Marica es una palabra como "cabrón" o "gilí"; no sabes exactamente qué significa, pero no es nada bueno. Tu padre te la dice cuando lloras o tienes algún dolor, "¡no andes lloriqueando como un marica!". Es una palabra que escuece, y que se usa cuando un hombre parece no portarse como tal, y tú no quieres ser así, tú quieres que tu padre esté orgulloso de ti y que tus compañeros te respeten. Así que vas callando.
Conforme creces, tus padres ya no se cortan en hablar delante del niño, y cada vez que sale alguna noticia en televisión (el día del Orgullo, el asesinato de un homosexual, la muerte de otro por sida...), tus padres se santiguan, o despotrican. Dicen que los homosexuales son viciosos, sádicos, que pervierten a los niños, que se drogan... dan asco. Se merecen que los maten, porque se van buscando los problemas. Se merecen morir de sida, porque son unos viciosos que se acuestan con todos, que no conocen la fidelidad ni el amor, sólo el vicio, y además lo hacen por detrás, ¡por un agujero que sólo sirve para excretar! ¡Eso es contranatura! ¡Son una abominación, la Biblia lo dice! El sida es el medio que ha usado Dios para eliminarlos, y se morirán todos de eso. Y tú sigues callando, y te dices a ti mismo que en realidad, no es cierto que tu profesor de kárate te guste tanto, porque tú no eres una abominación, ¡tú eres normal! Es sólo que le admiras, eso es todo. No es cierto que tu compañero de pupitre te guste tanto que cuando chocásteis la mano te dio un escalofrío, ¡sólo fue electricidad estática! No es cierto que te pases horas viendo vídeos de Bruce Springsteen y en realidad su música no te guste gran cosa, pero te guste tanto él que, cuando le ves guiñar un ojo a la cámara te da un vuelco el corazón... ¡no es verdad! ¡Tú no eres un maricón, ni un rarito, tú no quieres morirte de sida, ni abusar de niños, tú quieres ser normal! ¡Quieres ser normal!
Y así vas callando y callando. Pero tienes miedo, tienes tanto miedo de que alguien lo note, que te pasas al otro lado. Tú también empiezas a gritar y despotricar contra ellos, tú también llamas maricón a ese compañero al que le gusta la poesía en lugar del fútbol, y tú también te apuntas a pegarle si se tercia. Tú también dices que tal compañera está buenísima porque ya le han salido tetas, tú también hablas de meterla en caliente, también empiezas a perseguir chicas, y dejas una revista porno mal escondida para que tus padres la encuentren, tu madre es escandalice un poco y tu padre diga que "es normal a su edad", y no sospeche. Y se sienta orgulloso de ti.
Un día llegas la universidad. Allí hay gente de todo tipo. Conoces a muchas personas. Y ves a un chico que cae bien a todo el mundo, que gesticula mucho al hablar, que se pone ropa de colores... muy raros para un chico. Es gay. Y se muestra tal como es al mundo, sin miedo, ni vergüenza. Eso te horroriza y, siguiendo el papel que has seguido toda tu vida, para que nadie sospeche de ti, se lo recriminas, le llamas asqueroso y desviado, violador de niños, sidoso... y para tu infinita sorpresa, todo el mundo se pone en contra tuya. Te llaman troglodita y homófobo. Los mismos hombres, que toda tu vida los has conocido diciendo que "marica" era el peor insulto del mundo, aquí son otros que te dicen que cada quien tiene derecho a vivir su vida y su sexualidad como quiera. Te das cuenta que ese gay es comprendido y aceptado. Que su familia le quiere como es, que sus amigos le quieren como es, que él mismo se quiere como es. Y ahí llega el odio a reemplazar el miedo con La Pregunta: "¿Por qué él sí puede, y yo no?".