#106 Pues sí. En lo personal me parece extremadamente exagerada la reacción en contra ante el hecho de que alguien utilice o defienda el lenguaje inclusivo. Para mí está claro que tiene su razón de ser, y el que hasta hace poco hubiera tan poquísimas menciones a mujeres importantes para la historia y la ciencia me parece una prueba de ello. Pero está claro que las soluciones propuestas y su uso no están aún maduros: es como una lengua pidgin que acabará siendo criolla, pero necesita recorrido. Y las soluciones se tienen que adecuar al contexto y a la aplicación, muchas de ellas están lejos de ser satisfactorias y pueden sonar aberrantes. En cambio otras son perfectamente normativas y sólo mejoran el discurso. Y algunas, sin carecer de inventiva, encajan perfectamente en el funcionamiento de la lengua. Eso sí, todas requieren un esfuerzo consciente que no es exigible al hablante. Pero es que, de hecho, no parece que se esté exigiendo, y este esfuerzo parece intrínseco a la lengua escrita, por lo que introducirlo poco a poco en libros de textos y así intentar mejorar un poco la sociedad parece más que razonable.
Muchos hombres que lo critican acerbamente probablemente lo defenderían si la norma fuera el femenino genérico.
#91 Coincido en que el artículo que enlazaste es una mirada bastante concisa y desapasionada sobre la cuestión, se debería de dialogar más a menudo en ese tono, sin torpes acusaciones. Mi perspectiva personal es la de que cada uno decida si lo usa o no, siendo completamente legítima la crítica (si es razonable) tanto del uso como el no uso del lenguaje inclusivo.
Personalmente, yo intento utilizarlo, pero no voy lanzando acusaciones a quienes no lo usan. Sin embargo, generalmente este lenguaje despierta una reacción completamente irracional, y se despliega todo un discurso de odio en respuesta. Este último hecho me parece tóxico y hemos de combatirlo.