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“Ya no seremos más de siete”, dice Juan Román de los españoles naturales de Alhucemas (antigua Villa Sanjurjo) que siguen viviendo en esa ciudad marroquí a orillas del Mediterráneo. “Están también los profesores del instituto, que ojalá no lo cierren, y muchos antiguos residentes que celebran dos encuentros al año”.Román, de 60 años, acaba de publicar, editado por el Ayuntamiento de Melilla, Fragmentos de una conversación continua sobre Alhucemas, que pasa revista a los hechos históricos a partir de la fundación de la ciudad tras el desembarco
Un nuevo informe del Institute for Fiscal Studies se lo pone mal a Reino Unido. Algunos datos evidencian la peor cara de las reformas tras la crisis, que nos recuerda a nuestro país
Pero es que lo que critíca no es, o debiera ser, al feminismo, sino la misandria. Yo casi todas las mujeres feministas con las que me he topado en mi vida, que lo son casi todas, no tienen nada que ver con este prototipo del que se hace mofa. El feminismo busca la igualdad, mientras que la misandria es una tendencia ideológica o psicológica que siente aversión por el género masculino en general, independientemente de cómo sea la persona. Solo me he topado una persona así en mi vida y es por ciertos traumas que adquirió en la infancia por la experiencia que tuvo con su padre y luego su novio. Creo que estaríamos en un error si consideraramos a esta gente feminista o pensáramos que el feminismo es eso. De hecho me parece un insulto al movimiento. Que estas personas se llamen feministas... bueno, el alcalde de alcorcón también se dice feminista, o doña espe se dice liberal, o tanta gente se considera ser algo aún manteniendo posiciones antagónicas.