Tinta en las venas

En su afán nunca estuvo alcanzar la gloria. Ella tan solo pretendía sacar los versos, amores platónicos y despechos; que desde niña brotaban en su imaginación como un vertiginoso torrente que recorría sus entrañas en busca de una vía de escape.

—Busca un marido y dale muchos hijos— le advirtió su madre.

—Eso no es para nosotros— le aconsejó su hermana.

Ella intentó obedecer, pero tras varias noches en vela conteniendo rimas consumadas en su vientre; era incapaz de contenerlas y cual parturienta enfebrecida, las alumbrarla sobre una hoja en blanco.

El día que su padre, loco de ira, derramó la tinta y estalló el tintero para que jamás volviera a escribir; ella voló tan alto para superar la censura, que alcanzó la eternidad.

Había terminado de hilvanar las palabras de su último poema con su propia sangre.