El columpio

Hace rato que el viento amainó, pero el columpio continúa con su monótono vaivén emitiendo un quejido de óxido y resentimiento.

Sé que eres tú quien se columpia aguardando el momento propicio para vengarte.

Te vigilo desde la ventana de la cornisa por la que te arrojé el día de mi cumpleaños.

Gran regalo “hermanito”. 

Mamá vuelve a ser sólo mía.